Graderío

Ramón Gómez- / Vivancos García

Ulloa desnuda a Juanma Lillo

EN la gran película ¡Bienvenido, Mister Marshall!, Pepe Isbert le debía una explicación a su pueblo, Villar del Río, mientras que Juan Manuel Lillo también le debe otra explicación a la afición almeriense. En este caso, nuestro ex técnico no necesita a Manolo Morán para que le saque las castañas del fuego, porque seguro que nunca nos aclarará por qué prescindió tanto de Ulloa. Hasta la portera del edificio en el que vivía el ex presidente del Barça, José Luis Núñez, que asesoraba al mandatario culé, hubiera ratificado el sacrilegio deportivo perpetrado. Y eso que ante la Real Sociedad el rapsoda del fútbol español ya pudo comprobar cómo se las gastaba el delantero argentino. Es más, me atrevería a decir que el trivote formado por Acasiete, Corona y Goitom, sobre el que se ha asentado el Almería desde el comienzo de la Liga, tiembla ante la hipotética continuidad que se le tendría que haber concedido a Marcelo Silva, Valeri y Ulloa. El equipo sigue progresando, pero me comeré el turrón preocupado por nuestra debilidad defensiva. Vamos, calcado a la vulnerabilidad que exhibía el Tenerife la pasada campaña. Bueno, seguro que es una coincidencia (eso espero), porque si no vamos a sufrir de lo lindo. Eché en falta a Uche y a Crusat en el once inicial. Sí, es la Copa, pero el próximo domingo no hay partido y sin ir más lejos esa ventaja que nos ha proporcionado el calendario en el partido de ida, la aprovechó anoche el Real Madrid alineando a casi todas sus figuras. Por último, pobre entrada, pero no nos engañemos, en este caso la Copa del Rey está herida de muerte gracias a los intereses de unos cuantos. Un sorteo puro y una eliminatoria a partido único, cambiaría el desolador panorama.

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