HACE no muchos años aún era posible encontrar entre los titulares de los periódicos del día 28 de diciembre alguna noticia irreverente o extraña con la verosimilitud suficiente para hacer que los lectores se tragaran el anzuelo convertidos en pobres inocentes. También los telediarios o los boletines radiofónicos se lanzaban alborozadamente a la piscina de la broma en esa fecha, convencidos de que un poco de humor siempre alivia la desgracia rutinaria a la que nos tienen acostumbrados las noticias. Gabriel García Márquez, destacado exponente del realismo mágico, en su discurso de recogida del premio Nóbel, defendió que la fantasía era algo tan innato dentro de la historia de América Latina que lo mágico que pudieran tener sus narraciones las hacía más reales quizá que la realidad misma. Será por eso que nadie bromea ya con la actualidad. Ya tiene bastante poca gracia.