Graderío

Ramón Gómez- / Vivancos García

Alegría e inquietud

SUPUESTAMENTE poco habría que comentar de una devaluada Copa del Rey. Sin embargo, el histórico pase a cuartos, el debut de Cristóbal y una serie de circunstancias, suplieron el escaso interés. La vuelta de Juanma Ortiz a su ubicación fue letal. El polivalente jugador unió a su pundonor, precisión y acierto. Si el alicantino fuera más regular, su proyección no se hubiese estancado. De paso, la mala planificación quedó al descubierto. Aparte de un lateral izquierdo, no se fichó a un competidor para Michel que permitiera a Juanma Ortiz ayudar desde su posición natural. Asimismo, se comprobó nuestro buen hacer sin Corona que, fuera de forma, ha participado en demasía. Hablando de similitudes, supongo que Alberto Benito vio la exhibición del almeriense Salva Sevilla horas antes en Getafe. Más de uno debería esconderse. ¿Cómo se nos escapó ese jugador? Una vez más, me refiero al nuevo comentarista de Gol Televisión, Juanma Lillo, que no se cansó de alabar a Ulloa y de aclarar que los dos primeros tantos del Almería llegaron sin el mérito correspondiente y sin demérito del contrario. Con respecto a lo de Ulloa, sobran las palabras después de lo que perpetró con el argentino y en cuanto a los méritos, una sola precisión: las buenas o malas acciones suman y restan desde el principio, sin necesidad de merecimientos a lo largo del partido. Por último, muy fea la respuesta de Oltra a Manzano de Onda Cero, que se interesó por la cantidad de ocasiones que solemos conceder. Incluso diría yo, durante la gran primera mitad de ayer. Oltra respondió, con mal carácter, que solo se resaltaban los aspectos negativos. Nuestro entrenador no supo, o no quiso, interpretar la buena intención de la consulta.

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