Graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Las apariencias engañan

LA sensación que en principio nos dejó el encuentro de ayer fue la de un choque desafortunado por diversas circunstancias, como el estado del terreno de juego en la segunda mitad. Además, en los primeros 45 minutos se vio a un Almería valiente, decidido, que buscaba la victoria con ahínco. Y para ratificar lo expuesto, Oltra radiografió al término del partido la historia del mismo tal y como lo he descrito con anterioridad. Sin embargo, todas estas reflexiones no dejan de ser un análisis superficial, que seguramente no nos llevará a estudiar con detalle las virtudes y, sobre todo, los defectos que siguen condenando al Almería a ser vicecolista. Si partimos de la base de que la primera mitad fue una auténtica ruleta rusa, a la que por urgencia clasificatoria no deberíamos jugar y menos ante un rival tan ordenado como la Real, el mano a mano de Ulloa y su posterior disparo al palo pudo ser clave. Es más, el gran ariete argentino podría haber apurado la jugada. En cualquier caso, desde mi punto de vista Oltra pecó de ambicioso al estar su equipo más pendiente de lograr un tanto que de dejar su portería a cero. Por las circunstancias actuales, esto último prevalece ahora sobre la consecución de un gol, que normalmente suele llegar en casi todos los partidos. De la segunda parte poco se puede comentar, excepto la notable ausencia de Vargas en un terreno ideal para sus características y la inexistencia de juego directo al área en busca de Ulloa y Uche. Sólo M´bami pareció interpretar mejor la tarea a realizar en un campo impracticable. Por eso, para no repetir los errores, sería conveniente no quedarse con la lectura superficial del valiente planteamiento y de la fatalidad por el estado del césped.

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