GRADERÍO

Ramón Gómez- Vivancos García

Una batalla anunciada

YA sé que es ventajoso comentar los partidos a posteriori, pero era relativamente sencillo adivinar ciertos aspectos de la batalla (y me quedo corto) que ayer se tenía que librar en el estadio más similar al Franco Navarro de la primera división. Los precedentes más cercanos los tenemos en las visitas del Madrid y del Barça. Los dos grandes del fútbol europeo tuvieron que disputar unos encuentros sucios, con grandes dosis de juego barriobajero, para contrarrestar a la peor plantilla de primera división, que se agiganta en su estadio a base de lucha, corazón y disciplina. Los de Preciado conforman un conjunto de chatarreros (con todo el respeto para éstos) del fútbol, y ante esa disyuntiva Oltra podría haber apostado por un antídoto contrario a su ideal futbolístico, pero eficaz para enfrentarse a tales sujetos. Sí, Piatti es el mejor jugador de nuestra plantilla, pero no estaba para esos trotes; tampoco era el partido de Goitom, que en la segunda mitad erró una ocasión complicada a simple vista, pero horriblemente ejecutada. En resumen, la incorporación de Vargas al centro del campo no fue suficiente para combatir en una guerra anunciada a bombo y platillo, exenta de cualquier decálogo futbolístico. Por tal motivo eché en falta un esquema parecido al de aquella selección española de Clemente, con varios asesinos en la parcela central. Lo bueno que tenía Emery es que leía cada partido de distinta forma pero, como otros técnicos, Oltra suele ir a remolque, rehuyendo de cualquier decisión atrevida. En rueda de prensa el valenciano emuló a la Madre Teresa de Calcuta pese a la indignante concesión del tanto local, ante la sorpresa de algún periodista que incluso recriminó al técnico almeriense su benevolente actitud. Pintan bastos.

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