SALVO milagro, la pésima elección de los dos técnicos que, más que dirigir, han desorientado a sus jugadores en esta campaña con sus incongruentes planteamientos, será la causa de un descenso que desgraciadamente se consumará en pocas semanas. Lillo moldeó la figura y Oltra la remató; ya se conocía el fracasado historial de los dos, especialmente el del técnico valenciano. Los números cantan: a falta de un partido para que Oltra cumpla una vuelta al frente del Almería, las cifras que bajo su mandato se han logrado nos revelan que el conjunto rojiblanco es el que menos encuentros ha ganado, tan sólo cuatro, y que por supuesto es de los más goleados, teniendo en cuenta que el desastre frente al Barça fue con Lillo, y que el Málaga, el más goleado, encajó siete tantos en el Bernabéu dentro del intervalo analizado. La estampa, el dibujo táctico que anoche utilizó el entrenador almeriense, ni siquiera lo emplea el Barça. Un equipo roto, con cuatro atacantes muy alejados del mismo número de zagueros, junto a los incasables M,bami y Bernardello, nunca puede cubrir racionalmente un terreno de juego. Mientras las fuerzas acompañaron, la presión se pudo ejercer con un premio, el gol de Piatti, que para cualquier conjunto de la categoría es un tesoro. Sin embargo, la eterna cantinela de esta temporada volvió a reventar nuestros tímpanos: recibimos goles como el fracasado Tenerife de Oltra. Si a todo esto le unimos un paupérrimo Alves que regaló los dos primeros tantos y quizá pudo hacer algo más en el tercero, obtenemos un tremendo cóctel que definitivamente nos ha explotado en las manos. Una pena, porque en su exitosa andadura Alfonso García ha tenido numerosos aciertos, pero en esta campaña ha tropezado dos veces seguidas.