graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Se recoge lo que se siembra

ALFONSO García ha intentado, a la desesperada, enmendar sus dos errores: la continuidad de Lillo y la contratación de Oltra. La llegada del tercer técnico de la temporada ha proporcionado un cierto equilibrio, pero el equipo ya estaba deshecho, destrozado primero por el rapsoda de Tolosa y guillotinado después por el cándido entrenador valenciano. Olabe ha tratado de exprimir la naranja que le dejaron, pero ésta apenas tenía jugo, aunque si ayer hubiese estado enfrente un rival de nuestro nivel, posiblemente nuestras expectativas serían otras. Como demostró en Barcelona, el equipo está más cohesionado, con un esquema más racional, pero ni los contrarios con los que Olabe se ha estrenado, ni la premura de tiempo para realizar una mini pretemporada, han permitido sumar los puntos que ahora se necesitan tras fallar frente a los rivales de nuestra liga. Todavía no hay nada definitivo, porque el Almería sigue dependiendo de sí mismo para salvarse, aunque pensar en la machada que se necesita (ganar casi todos los partidos) es como esperar a que nos toque la primitiva. El tren del compadreo, el de los resultados cantados, se nos escapó hace varias jornadas y avanza a toda velocidad, por lo que la salvación estará complicada aun alcanzando los 41 puntos. Ahora bien, si hay que morir será matando, primero porque es nuestra obligación y segundo porque los fieles aficionados que han disfrutado en primera se lo merecen todo. Por eso, el incumplimiento de la promesa del presidente de no regalar entradas, no hace sino confundir a la base de abonados leales al proyecto, que son los únicos que podrán ayudar a retornar a la primera división.

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