graderío

Ramón Gómez- Vivancos García

Ya no quedan inocentes

ROBERTO Olabe ya ha puesto su granito de arena. Su horroroso planteamiento en La Romareda se suma a la ristra de despropósitos que han llevado al Almería al descenso de categoría, no matemático, pero más que virtual. Si el de anoche era el partido que había que ganar sí o sí, menuda inventiva del técnico alavés. No sé si quiso morir atacando o defendiendo, porque lo primero brilló por su ausencia, si exceptuamos el arreón final, y lo segundo dejó mucho que desear. Menos mal que la diosa fortuna nos permitió marcharnos al descanso con un inmerecido empate. Sin embargo, la respuesta de Olabe para cambiar el rumbo en la segunda mitad fue repetir el once inicial. ¡Genial míster! Es más, el equipo pedía a gritos una sustitución a la media hora. Por desgracia, escasean los entrenadores que intentan variar la dinámica de un partido, a pesar de tener que realizar un cambio durante la primera parte; es como si admitieran su error, pero hay que ser valiente. En el desaguisado rojiblanco, destacó Juanito por su ineficacia y Corona por su apatía. El malagueño, por lo menos, fue sustituido (llevaba camino de convertirse en el Julio Álvarez de la plantilla), mientras que el centrocampista talaverano gozó de la confianza absoluta de Olabe. Así nos fue. Cuando desde el banquillo se quiso reaccionar, ya era tarde. M'bami, que salió del once inicial en su mejor momento, gracias al supuesto conocimiento de la plantilla que aparentemente tenía el nuevo técnico, saltó al terreno de juego en el ocaso rojiblanco, así como Juanma Ortiz, en un partido que quizá estaba hecho para él. Casualidad o no, el empuje final, con más corazón que cabeza, vino con una formación más coherente. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios