Almería

Homenaje al tren en Doña María

  • La Virgen de Fátima, patrona ferroviaria, volvió a ser protagonista · Viajó hasta la estación del pueblo acompañada de medio millar de romeros · A la tradicional eucaristía le acompañó una enorme paella

Ya van nueve. Y habrá una décima. La imagen de la Virgen de Fátima, patrona de los ferroviarios, fue ayer procesionada hasta el lugar donde más a gusto se siente, la estación de ferrocaril de la localidad de Doña María. Es uno de los días grandes del pueblo. Esta fecha se ha convertido en una cita ineludible para los vecinos, gente de los alrededores y aquellos que un día decidieron emigrar, que regresan.

Y es que esta celebración tiene muchos ingredientes. El primordial, que se trata de un evento de enorme tradición que se recuperó en 2003 después de 50 años de olvido. La Asociación Cultural Ferroviaria Virgen de Fátima (ACUFE) se ha encargado de devolver esta romería a la vida. El segundo motivo que hace a este acontecimiento atractivo es su peculiar fondo: hombres, mujeres, niños y niñas vestidos de romeros procesionan a la virgen desde su salida (ayer lo hicieron más de 500), en la plaza del municipio, hasta la estación de Doña María. Las campanas de la iglesia marcan el inicio de esta peregrinación. Un tractor hace de guía y en su parte trasera se sitúa la Virgen de Fátima, engalanada con ornamentación floral. Detrás, más automóviles y tractores transportando a algunos de los participantes. Otros deciden realizar el viaje a pie. El trayecto duró una hora y media en la que no cesó un continuo goteo de personas que se fueron incorporando al paso. A las 11:30 se llegó a la estación. Allí, Francisco López, presidente de la asociación, dedicó unas palabras a los asistentes y apostó por este acto como una tradición que debe conservarse. A las 12:00 horas, el tren que parte desde Sevilla hacía aparición. Aminoraba su velocidad y hacía sonar su bocina al paso de la estación. Este, a cambio, se llevó unos minutos de aplausos.

Una vez terminado este ritual, fue turno para otro, el de la celebración de la eucaristía en la zona de Los Pinos. Antonio Salvador Martín, el párroco de la localidad, fue el encargado de celebrarla. El coro rociero del municipio de Abla puso su voz y música. Ellos tampoco fallan a este acontecimiento. Después de esto es turno para la relajación y, sobre todo, para llenar el estómago. Familiares y amigos se llevan mesas, sillas y su propia comida, aunque lo cierto es que al final todo el mundo termina invitando al resto. Pero el plato fuerte lo pone una gran paella a cargo de la asociación, con la que también colaboró el Ayuntamiento de Doña María, como en años anteriores.

Una vez degustada la comida, y ya en el tiempo del café, hizo aparición la banda de música de Abla, que puso en escena una parte de su repertorio, principalmente pasodobles, que animan a los allí presentes a marcarse unos pasos de baile. Este es un día de hermanamiento y de carácter religioso, pero eso no está reñido con la diversión. Cuando la tarde toca a su fin, hay que volver a casa. La Virgen de Fátima vuelve a ser procesionada hasta la plaza del pueblo. Allí, hay que despedirse. Aunque el adiós no es para siempre, volverán a vivir la experiencia dentro de 364 días.

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