Almería

La provincia se rinde ante Ginés Morata, un almeriense en la élite de la investigación

  • El Premio Príncipe de Asturias presenta su biografía en la Diputación, inaugura un colegio en la capital y un centro de día en Rioja donde ha recibido el Escudo de Oro

El científico Ginés Morata, doctor honoris causa de la UAL y Premio Príncipe de Asturias de la Ciencia, recibió ayer un intenso homenaje en la provincia y fue protagonista de una maratoniana jornada que le llevó a la Diputación Provincial a presentar su primera biografía, a un centro educativo de la capital que llevará su nombre y después a su pueblo, Rioja, donde inauguró un centro de día de mayores antes de recibir el Escudo de Oro como Hijo Predilecto y descubrir una placa conmemorativa en el lugar donde se crió cuando no llegaba ni a los diez años de edad y ya se vislumbraban sus habilidades en las ciencias. De hecho, fue uno de los momentos más emotivos para el investigador almeriense, al que le habría encantado que su madre Mercedes Pérez, que falleció solo meses antes de que Ginés Morata recibiera el Premio Príncipe de Asturias, pudiera acompañarle en el homenaje que le rindió ayer su pueblo natal.

El almeriense asistió ayer en la capital a la presentación de su primera y única biografía titulada El explorador de los espacios, escrita por la periodista Miriam Buil y editada por la Diputación dentro de la colección del Área de Cultura Almerienses de palabra. "Es la crónica de la vida y los anhelos de un almeriense que ha hecho historia pero también es la crónica de nuestra provincia", dijo el presidente de la Diputación, Juan Carlos Usero, quien acompañó en todo momento al científico Ginés Morata junto a la autora, Miriam Buil, por la diputada de Cultura, Caridad Herrerías, y María Isabel Sánchez, alcaldesa de Rioja.

Ginés Morata, científico desde hace 40 años, no se imagina cualquier otra vida distinta a la que ha tenido y destaca que "la gran satisfacción para un científico es descubrir algo profundamente interesante y que nadie sabe". Así, uno de sus mayores descubrimientos señaló que fue en 1975 cuando junto a Pedro Ripoll observaron las alas de mosca por un microscopio y vieron que se confirmaba su teoría de que tenían clones de células marcadas enormes que llenaban toda el ala.

Morata, un hombre poco acostumbrado a los trajes, explicaba que "estoy encantado de estar en mi tierra y acompañado de mi mujer y de mi familia. Desgraciadamente mi madre que tanto quería Rioja, hubiera llorado en un acto como éste, pero falleció hace un tiempo". El científico alabó el gran progreso que se ha dado en Rioja y en Almería en estos años, "puesto que no se parece en nada la Almería y la Rioja de los años 50 de la de ahora".

"El científico es una actividad creadora, intentando descubrir cosas nuevas. Nos equivocamos casi siempre, acertamos una de diez, pero con eso es suficiente", afirmó Morata. "He tenido una vida de la que estoy muy satisfecho, tengo una gran familia, y la actividad que hago me gusta mucho" afirmó. También habló de la investigación en España y subrayó que "España es un país magnifico que ha contribuido a las artes, pintura y escultura, pero no nos podemos comparar con las contribuciones científicas de otros países europeos. Estamos muy por detrás en el terreno científico y tecnológico en comparación con Alemania, Francia e Inglaterra. Esto es un atraso histórico que tenemos y que no es culpa de ningún partido político. Espero que estas cosas cambien en el futuro". El científico recordó ayer que "soy una persona con suerte. Yo provengo de una familia muy humilde, mi padre era policía de tráfico de Almería. Ahora eso sí, tuvo siempre una obsesión y es que sus hijos tuvieran una formación que él nunca tuvo. Tuve una beca para ir a la Universidad Laboral del franquismo y después con una beca unos pocos nos fuimos a estudiar a Madrid. Al principio iba a hacer Física y Matemáticas, pero luego hice Biología y luego tuve la suerte de estar junto a Antonio García-Bellido que creó una Escuela Científica de las mejores de Europa". El libro describe la vida del científico almeriense desde su niñez hasta hoy pero también es un relato emocional de Rioja y la Almería de los años 50", dijo Miriam Buil. La obra tiene también un fin divulgativo, ya que lo escrito hasta ahora de la figura de Morata eran artículos periodísticos. Buil ha querido "contar las cosas para que un lector sin formación científica comprenda la dimensión del trabajo de Ginés".

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