Se hacen llamar ‘bicigrinos’, tienen menos de 15 años, y ya pueden presumir que han realizado una de las actividades más emblemáticas y desafiantes de España, el Camino a Santiago. El sol de la mañana se filtraba entre las hojas de los árboles mientras un grupo de estudiantes del Colegio Santo Tomás de Villanueva de Granada se preparaba para embarcarse en una aventura única: la quinta edición de su excursión en bicicleta por el Camino de Santiago. Con el objetivo de recorrer a pedaleadas las tierras gallegas y portuguesas, este grupo de valientes peregrinos estaba listo para enfrentar los desafíos que el camino les depararía.

“Estábamos emocionados por comenzar este viaje juntos. Sabíamos que habría desafíos en el camino, pero nos sentíamos preparados para superarlos juntos”, comparte José Antonio Campos, uno de los líderes de la expedición.

La emoción y la anticipación se palpaban en el aire mientras los estudiantes compartían risas y comentarios sobre lo que les depararía el viaje. Para José Antonio Campos y Manuel Saiz quienes lideraban la expedición junto con el apoyo del médico de la aventura, Javier Castro, este viaje representaba mucho más que una simple travesía. Era una oportunidad para fomentar el compañerismo, el sacrificio y la resiliencia en los jóvenes.

“Queríamos que los estudiantes aprendiesen a trabajar juntos, a superar obstáculos y a valorar la importancia del trabajo en equipo. El Camino de Santiago es el escenario perfecto para enseñarles estas lecciones”, explica Manuel Saiz, quien también fue el encargado de poner a punto a los alumnos meses atrás de la expedición.

José Antonio, Manuel y Javier revelaron la complejidad y la satisfacción de liderar una expedición de esta magnitud. Flexibilidad, adaptabilidad y una sólida infraestructura logística fueron clave para enfrentar los desafíos imprevistos que surgieron en el camino. Desde cambios en la ruta hasta contratiempos de salud, el equipo demostró su capacidad para resolver problemas y garantizar la seguridad y el bienestar de los estudiantes.

La comitiva de 46 peregrinos durante la expedición.

“Cada día presentó sus propios desafíos, pero estuvimos preparados para enfrentarlos juntos como equipo. La seguridad y el bienestar de los estudiantes eran nuestra máxima prioridad”, asegura Javier Castro.Uno de los contratiempos más destacados fue un brote de virus gastrointestinal que afectó a varios miembros del grupo. La rápida respuesta del equipo médico, junto con medidas de sectorización en el albergue y cuidados personales, permitió controlar la situación y continuar con la expedición al día siguiente. Este incidente resaltó la importancia del trabajo en equipo y la solidaridad entre los peregrinos.

“Fue un momento difícil para todos, pero nos unimos como equipo y superamos la adversidad juntos. Estoy orgulloso de cómo respondieron los estudiantes ante esta situación”, reflexiona José Antonio, con gratitud hacia la fortaleza y el espíritu de colaboración del grupo. A pesar de los obstáculos, el cambio de ruta y las dificultades encontradas en el camino, la expedición fue un éxito en muchos aspectos.

La experiencia de los estudiantes fue enriquecedora tanto a nivel personal como cultural. Desde pedalear por impresionantes paisajes hasta visitar lugares históricos y emblemáticos como la Catedral de Santiago, cada momento dejó una huella imborrable en la memoria de los participantes.

Ángel, Javi y Marcos, tres de los jóvenes peregrinos que participaron en la expedición, ofrecieron una visión única de su experiencia. A través de sus palabras, se reflejó el impacto positivo que tuvo el viaje en su desarrollo personal y su percepción del mundo. La camaradería, el agradecimiento y la superación de obstáculos fueron temas recurrentes en sus testimonios.

“El paisaje era simplemente impresionante. Ver las montañas y los campos verdes mientras pedaleábamos era una experiencia única”, comparte Ángel, uno de los alumnos del Colegio Santo Tomás de Villanueva que realizó el viaje.

“Nunca olvidaré la sensación de logro al llegar a la cima de esas colinas y ver la belleza del paisaje ante nosotros. Fue un momento de pura felicidad y satisfacción”, recuerda Javi, con nostalgia por los momentos compartidos en el camino.

Para Ángel, el viaje fue una montaña rusa de emociones, pero al final, la experiencia global fue positiva y enriquecedora. Aprendió a valorar las pequeñas cosas y a ser más agradecido por las experiencias vividas. Su deseo de repetir la experiencia habla del profundo impacto que tuvo en él.

“Nunca pensé que podría hacer algo así. Pero el apoyo de mis compañeros y el espíritu de camaradería me llevaron más lejos de lo que creía posible”, comparte Marcos.

Javi destacó la belleza de los paisajes y la sensación de logro al completar el Camino de Santiago en bicicleta. Para él, la experiencia de compartir este viaje con compañeros de diferentes países y culturas fue especialmente gratificante. A través de la convivencia y el intercambio cultural, pudo apreciar la diversidad y la riqueza del mundo que los rodeaba. “Fue increíble ver cómo personas de diferentes orígenes y culturas podían unirse en un objetivo común. Esta experiencia realmente me abrió los ojos”, reflexiona Javi, con admiración por la diversidad y la unidad que experimentaron en el camino.

La interacción con estudiantes noruegos agregó un elemento único a la expedición, proporcionando oportunidades para el aprendizaje intercultural y la construcción de amistades. A pesar de las diferencias lingüísticas y culturales, los jóvenes encontraron un terreno común en su objetivo compartido de llegar a Santiago de Compostela y completar el peregrinaje.

El encuentro con los noruegos también resaltó la importancia de la empatía y la solidaridad en momentos de dificultad. La enfermedad repentina de algunos miembros del grupo requirió la colaboración de todos para garantizar su seguridad y bienestar. Este episodio demostró la fuerza de la comunidad y el compromiso de los peregrinos de cuidar unos de otros. “Fue un momento difícil para todos, pero nos unimos como equipo y superamos la adversidad juntos. Estoy orgulloso de cómo respondieron los estudiantes ante esta situación”, resalta José Antonio, con gratitud hacia la fortaleza y el espíritu de colaboración del grupo.

Además de los desafíos físicos y emocionales, la expedición ofreció numerosas oportunidades para el crecimiento espiritual y la reflexión personal. La visita a la Catedral de Santiago, el punto culminante del viaje, fue un momento de profunda emoción y significado para muchos de los peregrinos. La presencia de la tumba del apóstol Santiago y la atmósfera de devoción y reverencia inspiraron reflexiones sobre la fe, el propósito y el sentido de la vida.

El regreso a casa marcó el final de la expedición, pero el comienzo de una nueva etapa en la vida de los participantes. La experiencia compartida en el Camino de Santiago dejó una huella indeleble en sus corazones y mentes, recordándoles la importancia del compañerismo, la resiliencia y la gratitud en su viaje por la vida.

La quinta expedición del Colegio Santo Tomás de Villanueva por el Camino de Santiago fue mucho más que un simple viaje en bicicleta. Fue una aventura transformadora que dejó una profunda impresión en todos los que participaron. Desde el liderazgo y la coordinación del equipo hasta la camaradería y el apoyo mutuo entre los peregrinos, cada aspecto del viaje contribuyó a su éxito y significado. Sin duda, esta experiencia seguirá inspirando y enriqueciendo las vidas de los participantes en los años venideros.

La expedición estuvo patrocinada por; DUO Peluqueros, Academia Galilea, Viajes Nevada, Capitán Ways, Coviran, Granada Hoy y MTL Servi S.L.