Gastronomía

Vicente del Bosque, padrino de lujo para la Cofradía del Tomate de Almería

Vicente del Bosque ofrece la conferencia inaugural. Vicente del Bosque ofrece la conferencia inaugural.

Vicente del Bosque ofrece la conferencia inaugural. / Marian León

Escrito por

· Carlos Javier Lillo

Redactor de Finanzas y Provincia

Pocos pudieron imaginar que en la Casa de las Mariposas se fuera a escuchar este sábado el nombre de Gerard Piqué. Lo pronunció Vicente del Bosque, que, recién investido como Cofrade de Honor de FECOAN, tuvo el honor de impartir la conferencia inaugural de una jornada vital para el sector agrícola provincial, que vio el nacimiento de una nueva Cofradía del Tomate de Almería. Durante su discurso insistió en comparar el vestuario, un mundo que puede parecer lejano pero que buscó aterrizar, con el de la empresa.

Le habló tanto a los jefes como a los empleados y dio algunos consejos sobre cómo encarar la vida en el sector productivo. “Nunca se debe hablar mal de la empresa, hay que tener una lealtad mutua”, defendió. Él lo sabe bien, pues ha estado 37 años en la misma escudería, la del Real Madrid. Pasó por todos lados como jugador y entrenador, de la humilde cantera al esplendor del primer equipo. Volcarse en cuerpo y alma a su trabajo fue una de las lecciones que Del Bosque quiso entregar ante un entregado auditorio, que escuchó con fervor y aplaudió con entusiasmo. “Mi padre no tenía horas, un empleado tiene que ser un buen empleado, yo siempre me sentí un hombre imprescindible en el Real Madrid”, reivindicó.

A las empresas les habló mirando a los ojos y pidiendo que sean “generosas” con sus empleados pues “la generosidad siempre es rentable”. Fue una de las moralejas de un relato bien hilado en el que hubo innumerables referencias al fútbol, la vocación a la que dedicó buena parte de su vida. Ya jubliado, compartió con todos la importancia de unos buenos hábitos nutricionales, para lo que la dieta mediterránea es fundamental. “Las empresas tienen que evolucionar, antes cogíamos a gente del Pavía y buscabamos que tuvieran un buen alimento. A lo mejor no llegaba a futbolista pero se llevaba unos buenos hábitos”, defendió.

Antonio Gázquez, del invernadero a la mesa

Antonio Gázquez. Antonio Gázquez.

Antonio Gázquez. / Marian León

El representante del tomate ‘Lobello’ de Caparrós, del que lleva siendo imágenes, reconoció que la insignia como Cofrade de Honor de FECOAN es un reconocimiento que le da “apuro”. Le siguió en las ponencias matinales el cocinero Antonio Gázquez, que propuso a los miembros de las cofradías andaluzas reivindicar la potencia del invernadero en una conferencia que abrió el apetito de los congregados en el centro capitalino antes de la muestra gastronómica, que se realizó al resguardo del agua en la Calle Solís, junto al cruce de las ‘cuatro calles’. “Me vais a permitir que me quite la capa y me ponga de cocinero”, fue la declaración de intenciones que hizo el chef, miembro de la Junta Directiva de la Cofradía Gastronómica del Tomate de Almería.

En su conferencia se mezclaron los consejos para cocinar y tratar el tomate de la tierra con las alabanzas a Pedro Caparrós, el hombre de moda. “Llevo toda la vida trabajando con Caparrós, no he conocido a nadie con la inteligencia natural de Pedro”, espetó ante un emocionado presidente, que en este 2024 celebra las cuatro décadas de vida del Grupo Caparrós. Emocionó y se emocionó. “Mi madre era una cocinera excelente, ha estado en el fogón hasta los 90 años. Siempre tenía los ajos preparados”, dijo con la voz quebrada.

En su charla reivindicó la importancia del sector. “La aportación nuestra es fundamental porque todos utilizáis el tomate pero nosotros lo hacemos profesionalmente, eso es difícil”, defendió. Presentó una carta extensa en la que se mezcla lo nuevo con lo clásico. En una misma ristra de diapositivas se puede encontrar tanto el Sorbete emulsionado de Lobello como el Arroz cortijero, esencia de la provincia.Dice que es el Lobello “el rey de los tomates”, algo que piensa desde la primera vez que lo saboreó. Habló Antonio pero realmente fue ‘El bambino de la Anguria’, como lo apodó Claudia Cardinale con quince años, el que contagió su pasión.

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