ENTREVISTA

Pablo Vierci, 'La Sociedad de la Nieve': "La juventud necesitaba referentes de empatía y solidaridad y los encontraron en la película"

Pablo Vierci, autor de 'La Sociedad de la Nieve'.

Pablo Vierci, autor de 'La Sociedad de la Nieve'.

Está estos días por Málaga para encontrarse con los lectores de un libro que recoge lo que para él ha sido “una lección de vida, mi antídoto frente a determinadas situaciones a las que nos tenemos que enfrentar a veces”. Es el escritor y periodista uruguayo Pablo Vierci, que firma La Sociedad de la Nieve. A estas alturas dar referencias de esta historia es innecesario, pues probablemente el lector de esta entrevista se encuentre entre los más de cien millones de personas que han podido ver su paso al cine –y el salto a Netflix. Sí es importante seguir dándole voz a los 16 supervivientes del accidente y a los valores que transmite lo ocurrido hace 50 años en Los Andes porque, en momentos complejos como los que se viven actualmente en todo el mundo, “esos chicos son pura generosidad y entregan y nos reconcilian con el ser humano”, apunta Vierci.

Este ha participado en un encuentro organizado por Fundación Unicaja en la ciudad y han sido numerosas las personas que han acudido a la cita. Pablo ha compartido lo que supuso para él aquel suceso y cómo está tratando de transmitir los aprendizajes que se dieron al conocer los pormenores de lo ocurrido en la montaña.

El escritor y periodista Pablo Vierci, en el encuentro con lectores de Fundación Unicaja. El escritor y periodista Pablo Vierci, en el encuentro con lectores de Fundación Unicaja.

El escritor y periodista Pablo Vierci, en el encuentro con lectores de Fundación Unicaja. / Javier Albiñana

- Pablo, vecino de Roberto Canessa y amigo y compañero de clase de Fernando Parrado. ¿Cómo recuerda lo vivido en aquellos meses?

- La verdad es que no lo experimenté como algo ajeno, lejano o individual. Piensa que íbamos a clase juntos, los mismos chicos, por lo que al desaparecer y no encontrarlos los sentimos como en un limbo. La incertidumbre en ese tiempo fue horrible hasta que regresaron a casa. Primeramente fue la alegría máxima del momento y luego vino el conocer de primera mano lo que habían experimentado tras el accidente.

- Pablo, como periodista y escritor, si bien entonces era muy joven, ¿en qué momento se plantea darle voz a los tripulantes del 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, a los que regresaron y a los que se quedaron allí?

- Al poco tiempo de regresar, Nando Parrado me pidió que le ayudara a contar lo sucedido pero eso no prosperó. Me quedé con esa inquietud de darle forma y transmitir lo que experimentaron entonces, desde la cercanía, y lo intenté varias veces. Al cumplirse los 30 años del accidente escribí un ensayo que hablaba desde el punto de vista de los otros, de los fallecidos, y probablemente fue el germen de La Sociedad de la Nieve. En ese momento tampoco se dieron las circunstancias para ir a más. Seguían abriéndose cicatrices porque el duelo no había terminado, así que el tiempo ha sido el mejor aliado y la película la rúbrica perfecta. Fue realmente emocionante cuando el primero de septiembre de 2023 se proyectó la cinta a familiares, supervivientes, al círculo íntimo de los que no regresaron… Fue como un abrazo, una metáfora de una especie de reconciliación necesaria para todos. Las historias, cuando se cuentan con honestidad y de forma genuina generan sanación, se estrechan los vínculos y eso es realmente importante.

- En varias ocasiones ha comentado que uno de los aspectos que más está sorprendiendo es la magnífica acogida que tiene la película entre las generaciones más jóvenes, pese a que se les tacha de individualistas y superficiales…

- Sí. Creo que la juventud de hoy en día está necesitada de ciertos referentes, personas por la que sentir empatía, y eso es lo que han obtenido de la película, del libro. Lo escucho mucho de boca de ellos, gentes en plena efervescencia que nos regalan la mejor de las devoluciones. Ciertamente se tacha a esta generación de individualista, de egoísmo, de ser poco sensibles, y con el fenómeno que se ha generado tras la producción de Jota se está demostrando lo contrario. Creo que son injustamente juzgados, la verdad. Esto está demostrando que han conectado íntimamente con lo que se vivió en la montaña.

- Al final la magia está en esa hermandad y en la unión que genera frente a las adversidades. Pablo, ¿cuáles son las principales lecciones que nos han dejado los 45 pasajeros del avión siniestrado?

- En esencia es que se evidencia la hermandad en las peores situaciones. La empatía y la generosidad emerge en determinadas circunstancias, frente a la adversidad y además porque no existe la maldad. No hay enemigos, son chicos jóvenes, apasionados, muy queridos, criados con amor, con atenciones. Todo eso suma.

- La película consigue transnmitir a la perfección esto que comenta. El encuentro entre los actores y los supervivientes también se ha narrado como mágico.

- Pensemos que estos chicos, muy jovencitos todos, participaron en la producción en un momento muy concreto, en plena pandemia. Es decir, también comprobaban en primera persona que la vida es efímera y que hay que disfrutarla, que dejar a un lado los malos sentimientos que no llevan a nada. Lo pasaron especialmente mal en el rodaje, que fíjate que en gran parte se realizó aquí, en Andalucía, en Granada. Han sido factores fundamentales pues ellos vivieron la ficción con gran pasión y como si fueran realmente los protagonistas de lo sucedido.

- Pablo, la reglas que se dieron en La Sociedad de la Nieve, ¿cómo considera que podrían ayudarnos en un contexto tan complejo como el actual?

- No soy de dar consejos pero sí podría decir que tengo una norma que llevo aplicando desde que tengo 22 años, desde que se de primera mano lo que vivieron mis amigos en la nieve. He utilizado lo sucedido como ventana frente a los momentos de sinsabor que se han ido presentando en mi vida. Al final nos vamos topando como claroscuros, blancos y negros, y ante eso observo en mi mente esa sociedad que crearon de la nada, en el peor lugar imaginable posible, a una edad incipiente, sin haber madurado, un lugar en el que hay 29 personas que no lograron salir y 16 que sí. Eso, el cómo y el porqué, me devuelve la paz. En este mundo los pacíficos hemos de unirnos y colaborar frente a los violentos para que no nos marquen la agenda. Son minoría y no deberían acabar con lo que realmente importa. Solos no somos nadie y estamos condenados. La salvación viene de la unidad, del conjunto, es colectiva. Esto es algo que no se debería olvidar jamás.

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