Artes escénicas | Danza contemporánea en el Central

Anne Teresa de Keersmaeker vuelve a las raíces de la danza

  • La célebre coreógrafa belga, con música en directo y once jóvenes y extraordinarios bailarines, crea un entramado que parte del blues para llegar a las últimas tendencias dancísticas y musicales

Los trece intérpretes de la pieza de Anne Teresa de Keersmaeker.

Los trece intérpretes de la pieza de Anne Teresa de Keersmaeker. / Anne van Aershot

Como hemos recordado en otras ocasiones, la bailarina y coreógrafa Anne Teresa de Keersmaeker, uno de los iconos de la danza contemporánea europea de las últimas décadas, conquistó a los aficionados sevillanos a la danza durante la Expo 92 con un extraordinario espectáculo en el que ponía movimiento a la música más jubilosa de Mozart.

Luego, a lo largo de estos últimos 32 años, la creadora belga ha regresado en numerosas ocasiones al Teatro Central con su compañía Rosas, fundada en 1983 tras un primer y decisivo trabajo titulado Rosas danst Rosas.

Ello nos ha permitido conocer y reconocer su estilo, su amor por la geometría y por la abstracción pura, así como asistir a un proceso de maduración que, guiada por un talento poco común, la ha impulsado a explorar numerosos caminos de la mano de músicos de estilos tan diferentes como Thierry de Mey, Steve Reich, Miles Davis, Mahler, Joan Báez, Beethoven o Juan Sebastián Bach, un compositor este último al que regresa una y otra vez porque, según la coreógrafa, “es una fuente inagotable que siempre me invita a bailar”.

Su amor por la música en su más amplio espectro y su capacidad para dejarse inspirar por la estructura de cada composición, hace que Keersmaeker no se repita jamás. En su última visita a Sevilla, en marzo de 2022, la música elegida fue la de las 15 Sonatas del Misterio (o del Rosario) del compositor y violinista del siglo XVII Heinrich I. Biber, interpretada en escena por el ensemble Gli Incogniti.

En EXIT ABOVE after the tempest, el espectáculo que Keersmaeker trae este fin de semana al Central, el fulcro sigue siendo la música y su diálogo con el movimiento, solo que, en lugar de centrarse en un solo compositor, la coreógrafa retrocede en el tiempo hasta llegar a las raíces de la danza y del pop occidental, en su cruce con las zonas más oscuras y misteriosas del blues, de las que brotarán también el punk y el techno como fuente de diferentes estilos musicales.

El punto de partida de la pieza es la canción Walking Blues del legendario cantante de blues Robert Johnson, aunque ATDK nos remite también hasta uno de los más célebres compositores del siglo XIX como fue Franz Schubert con su lied Der Wamderer.

Como principio coreográfico, ATDK vuelve una vez más al movimiento más sencillo y familiar: el de la marcha o ‘caminar’. Una forma primitiva de movimiento que no responde únicamente a la funcionalidad o a la eficacia porque es un tipo de esfuerzo que no produce nada, salvo pasar el tiempo y atravesar el espacio.

Un movimiento que, según la creadora, “favorece sobre todo la aparición de pensamientos y de sueños que nos muestran hasta qué punto nuestro mundo interior es un paisaje en sí mismo; un paisaje que, a menudo, solo se puede atravesar a pie”.Junto a las referencias dancísticas, abundan también los guiños y las referencias a la cultura y el arte del siglo XX, como el dibujo de Paul Klee Angelus Novus, en el que Walter Benjamin -cuyos textos aparecen en el prólogo del espectáculo- logró observar “el ángel de la historia”.

En el escenario, la tormenta anunciada en el título aparece bajo la forma de un velo traslúcido, ideado por el escenógrafo Michel François, que flota sobre unos jovencísimos y extraordinarios intérpretes capaces de bailar hasta la extenuación.

La música, como siempre, suena en directo en escena y los músicos se mezclan con los bailarines y las bailarinas formando un único y homogéneo conjunto. Ellos son Meskerem Mees, una joven autora, compositora e intérprete flamenca de origen etíope, que ha compuesto una serie de variaciones en torno a las Walking songs y las canta con su evocadora voz, y el bailarín y guitarrista Carlos Garbin. Junto a ellos, el decisivo trabajo de Jean-Marie Aerts, arquitecto sonoro del legendario grupo belga de los años 80, liderado por Arno, TC Matic.

Con esta trama musical, tejida entre el blues, el rap y el techno, con algunos pasos de danza ‘house’ y figuras de break, la flamenca juega con la tensión entre la “marcha colectiva” (marching together) y el solo o el paso a dos; entre el vagar solitario y romántico y el potencial social y político de un grupo de personas no armadas que caminan juntas y que nos remiten a las marchas o manifestaciones en favor de la paz o de los derechos humanos que se han repetido en numerosos países a lo largo de las últimas décadas.

La pieza se estrenó en Bruselas el 31 de mayo del pasado año y se consagró ese verano como uno de los mejores espectáculos del Festival de Aviñón. En España, tras su paso por el Teatro Central, podrá verse el próximo mes de mayo en los madrileños Teatros del Canal.

EXIT ABOVE after the tempest. Viernes 26 y sábado 27 de abril a las 21:00 en el Teatro Central.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios