Tribuna

Carlos Taillefer (Productor y cineasta)

La nueva "casa de la cultura" del alcalde

No se justifica para nada la construcción del Neoalbéniz en un lugar de la ciudad que debería de estar tachado en los planes generales de ordenación urbana de la ciudad

La primera piedra del Neoalbéniz junto a los restos de la muralla musulmana.

La primera piedra del Neoalbéniz junto a los restos de la muralla musulmana. / Javier Albiñana

Principio del viaje

Hace casi seis años, el 5 de junio de 2018, escribí el primer artículo en la prensa local, se tituló Un Neoalbéniz para un neofestival. En él, de una manera clara, contundente y precisa, se destriparon todas las barbaridades que suponían tirar para adelante con la construcción de este mamotreto, otra pequeña Torre del Puerto a los pies de la cara norte de la Alcazaba.

Pasados estos años, sin debate ciudadano, sin pronunciamiento de la oposición, siguen vigentes punto por punto todas las tropelías que serán consecuencia de su construcción. Y descubriremos dentro de poco las mentiras que intentan justificar, cara a los políticos, la propia justificación de su construcción de nueva planta.

Una vez más, se deciden las cosas de arriba abajo, nunca de abajo arriba, sin diálogos ni debates con los que entendemos de la necesidad o no de pretendida barbaridad (su construcción y su justificación).

El alcalde termina su periodo saliente tal como empezó su vida política como presidente de la diputación franquista de principios de los años setenta; las cosas se hacen porque sí; el ciudadano o los pertenecientes  al grupo profesional del sector no tienen nada que opinar. Ni siquiera ha habido un debate ciudadano, nos obligan a resignarnos ante construcciones como el Neoalbéniz o la Torre del Puerto, edificios de nueva planta difícilmente reversibles, en lugares además tan sensiblemente delicados.

La prensa local, ausente también del debate de muchos de los temas conflictivos culturales, unas veces por incapacidad laboral ―en la ciudad de los museos y la Málaga cultural―, las secciones culturales de los periódicos están mermadas y no dan abasto con la inmensa actividad cultural de la ciudad. Paradoja incomprensible. U, otras veces, porque directamente cualquier cosa que no huela a institucional o habitual no son objetos de transmisión a la sociedad de lo que ocurre en la ciudad.

Voy a recordar los puntos fundamentales desde mi punto de vista:

1.- No se justifica para nada la construcción del Neoalbéniz en un lugar de la ciudad que debería de estar tachado en los planes generales de ordenación urbana de la ciudad. Pensando que, dentro de muchos años, aunque no lo vivamos ninguno de nosotros, todas esas edificaciones tendrían que desaparecer, incluido el edificio del cine Albéniz, que carece de toda importancia arquitectónica, y con el tiempo quedaría limpia la fachada norte de la Alcazaba, recuperando una visión limpia de todo el entorno.

La utilidad pública, que cumplen magníficamente ahora las cuatro salas del Albéniz, son perfectamente trasladables a cualquier otro lugar de la ciudad. Un edificio de nueva planta en ese lugar, será difícilmente reversible.

2.- Que el resultado final de construcción del edificio sean dos salas nuevas de proyección con un total de poco más de 200 butacas es absolutamente desproporcionado, ridículo y minimalista. Vuelve a ser NO justificable.

3.- Pretender explicar y justificar que la Málaga Film Office estrenará nuevas oficinas (hasta ahora han sido ambulantes y muy poco adecuadas, desde luego) y decir que habrá «espacios de alquiler para empresas que ofrezcan sus servicios para rodajes en la ciudad» es mentir.

Cualquier gran superproducción internacional necesitaría alquilar los 1.500 metros cuadrados totales del edificio. Todo esto lo vamos a comprobar muy pronto, cuando veamos que son más que insuficientes lo previsto para estos menesteres; habría sido muy fácil consultarlo con las muy importantes productoras especialistas en services de rodajes internacionales, tanto en Málaga como en el resto de España.

4.- Despacho para Vigar: Parece incomprensible que los responsables del Festival de Cine hayan «vendido» el Neoalbéniz como el gran proyecto estrella en materia cultural.

La sede del Festival de Málaga es INDIGNA e inadecuada para sus 27 años de existencia. Su director y el equipo deberían tener un lugar adecuado a los tiempos y a la solvencia del mismo, «pero en otro lugar de la ciudad», no en un edificio de nueva planta donde empezaron hace pocas semanas los primeros movimientos de tierras. La falta de ambición de Vigar y su equipo hacen incomprensibles todas estas maniobras.

¿No tendríamos que pensar en un Palacio de Festivales frente al mar, compatible con un auditorio de música (a modo de Kursaal de San Sebastián), ciudad de 186.000 habitantes?

Claro que, para ello, tendría que haber verdadera voluntad política de tener claro lo que se quiere hacer con el festival de Málaga, tan frágil y tan incierto, y por parte de la dirección una ambición, la cual actualmente es inexistente.

Final del viaje

Si nos fijamos en el proyecto del Neoalbéniz, está situado en un lugar casi equidistante de donde estaba construida la llamada Casa de la Cultura, edificio franquista realizado encima de los restos arqueológicos que hoy en día forman parte del espléndido lugar recuperado para la ciudad gracias a la decisión de unos políticos que entendían otra forma de valorar y disfrutar de nuestro pasado.

Sólo me queda la esperanza de que, aunque yo ya no lo viviré personalmente, lo harán mis nietos, biznietos o vete tú a saber… Dentro de muchos años vendrá un nuevo alcalde a lo Pedro Aparicio, un nuevo arqueólogo a lo Pedro Rodríguez Oliva y sus asesores en los pasados años ochenta, que decidirán tirar el Neoalbéniz y todos los edificios de alrededor, recuperando la fachada limpia y vacía mirando a la Alcazaba.

 

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