El Juzgado de lo Penal número 5 de Almería ha condenado a una mujer que pegó y robó a su exnovio, al que no se podía aproximar. La sentencia recoge que la acusada, M.C.P.R., acudió sobre las doce del mediodía del 12 de abril de 2017 a la cafetería del Hospital Torrecárdenas, en la que se encontraba su excompañero sentimental, a pesar de que cuatro días antes se había dictado una orden de alejamiento que le impedía aproximarse a menos de 500 metros de él, su domicilio o cualquier lugar frecuentado por el hombre.

Cuando la mujer vio a su expareja, lo persiguió hasta darle alcance. En ese momento, "guiada por el propósito de obtener un ilícito beneficio", le metió la mano en el bolsillo y se llevó su teléfono móvil y las gafas graduadas del hombre, objetos valorados en 560 euros.

Acto seguido, "guiada por el propósito de menoscabar su salud", golpeó con los puños en el tronco del hombre, causándole diversas lesiones de carácter leve. El perjudicado denunció ese mismo día los hechos ante la Policía Nacional.

El juez dice que la versión de los hechos del denunciante es "creíble y persistente" además de "sincera" frente a la de la acusada, quien afirmó durante la vista oral que había acudido a Torrecárdenas porque estaba de baja y que fue éste el que la agredió cogiéndola del cuello y diciéndole que quería volver con ella.

Asegura el juez que el relato de la mujer "no resulto creíble en modo alguno" pues "no es lógico" que el denunciante obtuviera un alejamiento de la misma y presentase lesiones y que según la procesada quisiera volver con ella, "máxime teniendo en cuenta que los hechos se produjeron yendo la acusada acompañada de su hermana" al Hospital a pesar de que sabía que éste estaría allí y que una testigo presencial confirmó lo narrado por la víctima.

Por estos hechos, M.C.P.R. ha sido condenada por un delito de lesiones agravadas por quebrantamiento de medida cautelar en el ámbito de la violencia de género a un año de prisión, y a otros ocho meses más de cárcel por un delito de hurto, imponiéndole además una orden de alejamiento de 500 metros durante tres años.