Almería

1987: cuando la Feria de Almería fue puro teatro

  • Hace 36 años, ocho grupos llevaron representaciones dramáticas a todos los barrios de la capital durante las fiestas

Escenografía titiritaina rodeada por multitud de niños y mayores en 1987

Escenografía titiritaina rodeada por multitud de niños y mayores en 1987 / Axioma Teatro

En el Ayuntamiento de Almería, cada tiempo ha tenido lo suyo. Esplendor económico, reducción de presupuestos, crisis financiera o derroche a manos rotas. Y eso repercute en todo. En la cultura, en las urbanizaciones, en el mantenimiento de la ciudad o en las inversiones. Hasta en la feria. Y luego están las modas y los caprichos de los ediles; las tendencias que marcan los festejos y las actividades lúdicas de todo el año. Por poner un ejemplo: si a un alcalde le gusta el tango, Almería se beneficia de la apuesta por certámenes, espectáculos y festivales. Pero desaparecen cuando el político desocupa el sillón consistorial. Somos así. No tenemos remedio.

El teatro aficionado en la feria ha sido uno de los grandes perjudicados por la consolidación de los tiempos democráticos. Aunque parezca irrisorio y contradictorio por la carga ideológica que siempre ha llevado este arte. Almería, que en los setenta y ochenta fue una potencia nacional, ha visto cómo las representaciones del programa oficial de fiestas se han ido diluyendo hasta desaparecer. Por completo.

No hablo del “Teatro Lido” ni de las grandes compañías profesionales que venían al Cervantes o al Apolo, sino de los pequeños grupos aficionados y semiprofesionales que, en un improvisado escenario de madera en mitad de un patio o en una plazoleta y con una escenografía modesta, representaban obras clásicas o textos escritos y dirigidos por ellos mismos. Y el público, feliz. Era bonito y gatis.

Hubo días de feria con hasta cuatro actuaciones de teatro en las calles

Cartel programa Feria 1987 Cartel programa Feria 1987

Cartel programa Feria 1987 / D.A.

Hace 36 años, en 1987, el deporte y el teatro protagonizaron la mayor parte de los ¡98 festejos! programados por el área municipal de Cultura. Y eso que las elecciones municipales se celebraron unas semanas antes y, como pasa siempre: todo pillao con alfileres. Pero la estructura estaba montada por la reciente muestra municipal, en la que llegó a actuar la compañía “Dagoll-Dagom”. Hasta 15 representaciones incluyó el programa oficial.

Había días de feria, como el martes 25 de agosto, con hasta cuatro actuaciones distintas en diferentes núcleos de la capital. Porque una cosa que se hacía muy bien era llevarlas a los barrios. La estrategia consistió en contratar a ocho grupos aficionados o semiprofesionales para que desarrollaran una programación itinerante diseñada por la concejalía. Los elegidos fueron los llamados “La Parrala” (parcela titiritera de “Axioma”), “Gat”, “Zampanó”, “Acuario”, “La Traka SA”, “Sanatorio de Teatro Abba”, “La Rambla” y “Laboratorio de teatro “Elfo”. A cada director se le asignó una ruta para que sus actores representaran, durante los diez días de feria, las obras que llevasen en cartera. Así, “La Parrala” lo hizo en Piedras Redondas, La Cañada, El Alquián y en el patio del Casino Cultural, con la obra “Azul, Bleu, Blue” de Carlos Góngora Sánchez (1953). Se trataba de un montaje con 252 muñecos construidos mediante todas las técnicas, desde los de guante hasta los de varilla, de cruceta, mecánicos, articulados o de tubo. La obra es una historia que se desarrolla en un pueblo cualquiera y la protagonista es María, una niña gitana de seis años.

Toda esta programación fue posible gracias a la fuerte inversión municipal en representaciones de teatro. Por poner un ejemplo, “La Traka” y su colorido pasacalle musical “Callejeando”, costaba 155.000 pesetas; el caché de “La Parrala” era de 150.000 y el de los catalanes “Gat”, 225.000. La más barata fue la compañía almeriense “Sanatorio de Teatro Abba” que pedía 75.000 pesetas.

En el patio del Casino, hoy delegación de gobierno de la Junta, “Gat” escenificó “La cabeza de Dragón”, de Ramón María del Valle-Inclán; “Elfo”, “La Torre de Babel” de Alfonso Romera Fornovi y “Zampanó”, “El hijo pródigo” de Lope de Vega. Por su parte, el grupo de teatro “Acuario” actuó en la Colonia de Los Ángeles, en el Barrio de San Luis, en El Zapillo y en Cabo de Gata; a “La Traka” le correspondió el Barrio Alto y Las 500 Viviendas; a El Puche y El Quemadero fue “La Rambla” y a Los Almendricos y Pescadería el colectivo almeriense “Sanatorio de teatro Abba”.

Personajes titiritaina Personajes titiritaina

Personajes titiritaina / Axioma Teatro

Grupos de calidad

Aunque a las nuevas generaciones de almerienses los nombres de muchos de los grupos mencionados les sonarán a chino, lo cierto es que estaban -y están- compuestos por directores, actores y actrices entregados al teatro con el alma. En aquella época no teníamos ni idea de que esos artistas que parecían hippies rodeados de cables y ropa extravagante se convertirían en unos iconos de su tipo de dramaturgia porque quienes actuaron en absoluto “eran malos”, como llegó a calificarlos un edil de aquella oposición ochentera.

Elfo”, por ejemplo, se creó en Madrid seis años antes y su fundador, Alfonso Romera Fornovi, estuvo en Almería en esa feria de 1987. Ahora sigue cosechando éxitos con su maestría en el manejo de las marionetas.

Carlos Góngora, Gloria Zapata y “Axioma” son el gran referente teatral de la provincia, -escasamente reconocido por la oficialidad, eso sí- desde 1973. Se trata, medio siglo después de su fundación, de una de las compañías andaluzas que tiene una mayor proyección nacional e internacional. Carlos Góngora, almeriense criado en el Barrio Alto, iniciaba sus representaciones junto con Gloria Zapata con la música del “Fandanguillo de Almería” versionada por “Teddy Boys”.

El colectivo madrileño Zampanó Teatro, que vino hace 36 años cobrando 232.200 pesetas y dirigido por Amaya Curieses y José Maya, es un nombre de referencia en las representaciones del teatro clásico español y de su extensión a los escenarios de las escuelas. En 1987 ya era conocido en Almería porque un año antes había actuado en la Iglesia de San Sebastián con el auto sacramental “El hospital de los locos” de José de Valdivieso (1565-1638) y en las jornadas del siglo de oro con “La Gatomaquia”, de Lope de Vega. Aprovechando su presencia en la provincia, Diputación contrató otras seis actuaciones. En ese momento, el diputado de Cultura era el pulpileño José Guirao Cabrera (1959-2022), que luego llegó a ministro de Cultura.

Acuario Teatro”, que actuó bajo la dirección de Diego Guzmán sobre unas tablas de madera improvisadas en los barrios de Los Ángeles, San Luis, El Zapillo y Cabo de Gata, se fundó en Málaga en 1978. Ya lleva más de 45 años recreando cuentos clásicos de la literatura universal infantil e historias originales. En definitiva, aquella feria de 1987 fue “puro teatro”.

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