Pequeñas historias almerienses

¿La calle Marcos, Marco o de Las Posadas, de Almería?

  • A mediados del siglo XIX algún concejal caprichoso decidió cambiar su denominación, vinculada al mundo de la hospedería, por la de “Marco”; más tarde pusieron la letra “s”

Un niño de la calle Marcos junto a un coche recién matriculado, en el verano de 1970.

Un niño de la calle Marcos junto a un coche recién matriculado, en el verano de 1970.

Hace poco, le comenté a un policía local que caminaba a la altura del “Kiosco de las Pipas” que en la “Plaza de la Leche” unos gamberros estaban maltratando el mobiliario urbano. El agente me miró raro y respondió desconocer aquel emplazamiento. Le aclaré que se trataba de la conocida como “Plaza del Educador”, pero su rostro evidenció que no tenía ni idea de lo que yo hablaba, aunque el lugar lo teníamos enfrente. No tuve más remedio que señalarle con el dedo dónde los vándalos daban rienda suelta a sus despropósitos. “¡Ah!” exclamó el guardia. “Será la Plaza de Juan Cassinello”.

-“Eso pasa por contratar municipales de otras provincias”, me respondió un amigo cuando le conté la anécdota. “Se aprenden de carrerilla el callejero oficial y los apodos populares no los conocen hasta que transcurren varios meses”, sentenció.

Lo cierto es que los sobrenombres de algunas plazas, avenidas o arterias de la ciudad se las traen. O remaneces de aquí o te pasa como al guardia: la plaza de la Constitución es la Plaza Vieja; la plaza de Emilio Pérez es la Plaza Circular, a pesar de que de redonda tiene poco; la Plaza Marqués de Heredia es la de “Los Burros”, mote cada vez más apropiado por los abusos al peatón que se comenten allí cada día; la Plaza Masnou sigue siendo para los abuelos de “El Lugarico”; la calle María Guerrero le dicen “de la Bomba”…

La cosa se complica aún más cuando los letreros no coinciden con el nombre que en su día aprobó el Pleno o cuando hay erratas en la rotulación. Mi amigo Antonio Andrés Díaz Cantón tiene detectadas algunas, como “Gutiérrez de Cárdenas”, donde sobra la “zeta” final. Gutierre de Cárdenas (1440-1503) era el personaje homenajeado en el callejero.

Pues además de toda esa amalgama hay otras vías almerienses que, según el momento histórico, de su nombre reglamentario pierden un artículo, ganan un plural o desaparece un singular. La calle Marcos, también llamada Marco, es un ejemplo clarísimo. Ahí se encuentra, a medio minuto andando de la Puerta de Purchena. Era la antiquísima calle de Las Posadas por las innumerables casas de huéspedes que siempre poblaron sus viviendas.

A mediados del siglo XIX algún concejal caprichoso decidió cambiar su bella denominación por la de “Marco”. El padre José Ángel Tapia, en su libro “Almería Piedra a Piedra”, aseguró desconocer quién era ese tal Marco para que el Ayuntamiento le otorgara una calle. Lo cierto es que, en 1874, los socios de la mina “Santa Lucía” de Cabo de Gata debían tramitar sus acciones en la casa del secretario de la empresa, Vicente Antonio Sánchez, que residía en la calle Marco, 42, según los estatutos de la sociedad.

El bodeguero Juan Galera anunciaba en 1888 en el semanario “La Liga Agraria”, de Miguel Aguirre Varela, su taberna de la calle Marco, 1 como el “paraíso vinícola de Almería donde los toneles están rebosando el néctar de las cepas de Albuñol y Valdepeñas”.

ALGUIEN PUSO LA “S”

Con el inicio del siglo XX, y por arte de magia, la calle Marco se convirtió en la calle Marcos. Alguien le colocó la “s” final y desde entonces se han utilizado indistintamente las tres versiones. Uno de los primeros documentos oficiales del municipio que incluyen el nombre de “Marcos” es un atestado por asesinato ocurrido a las dos de madrugada del 21 de septiembre de 1903, cuando el camarero José Robles Bautista apuñaló mortalmente a un tal Adolfo Becerra Pérez, un bronquista habitual.

Fue entonces, hace más de un siglo, cuando cada cual empezó a llamar a la calle como quería: Marcos, Marco o de Las Posadas. En 1912, Juan Carreño Fenoy decía que su bodega estaba en la calle Marcos mientras que, ese mismo año, su vecino José Pérez Rodríguez solicitó licencia de obras para su casa de la calle Marco. En dos libros-callejeros editados en 1925 y 1931, la vía recibe el único nombre de “Marcos”, mientras que, en otro posterior, de 1959, la denominan “Marco”; El Ministerio de Hacienda en la relación de tributos de 1968 por quitar, se quedó con la “s” de la calle y algunas cartas ni llegaron a sus destinatarios. Pero… en 1987, un edicto del Juzgado de Primera Instancia 1 de Almería seguía llamando al lugar “calle de Las Posadas” …

Hasta los años setenta del XX aún existían muchas pensiones o posadas, cuyas denominaciones se unieron a las históricas (“Los Arcos”, “La Estrella”, “Andalucía”, “San Rafael”, “El Príncipe”, “Los Álamos”, “La Rosa”, “Virgen del Pilar” …) por lo que la calzada era perfectamente identificable con el viejo nombre. Fueron posaderos y posaderas -porque también las hubo- de la calle Marcos, o Marco, la viuda de Eduardo López, Cristóbal Caparrós Soto (+1925), Antonio Álvarez González, Antonio Torres Martínez, Jerónima Simón Núñez, José Ruiz Martín o Juan Cano Marco.

El apodo “Posadero” de Manuel Márquez Fernández (1925-1994), torero modesto nacido en Níjar, se lo adjudicaron por la calle, lugar que frecuentaba porque vivía en la Rambla Alfareros, como desveló Antonio Sevillano en su obituario.

Dos cuestiones curiosas rodean la historia de la calle. Entre primeros de 1944 y el otoño de 1951, en la esquina con la Rambla de Alfareros se instaló el popular cañillo de la Puerta de Purchena mientras se reformaba la céntrica vía pública. Y en la calle Marcos, el cantante de El Ejido Manolo Escobar tuvo su peña. Entre 1971 y 1976. Él mismo la visitó a las seis y media de la tarde del viernes 15 de junio de 1973: se bajó de su imponente coche aparcado sobre la estrecha acera de la calle y entró como un dios en el feudo de sus incondicionales. Durante horas, bailaron, comieron, bebieron y cantaron sin importarles que aquella calle donde se arremolinaron los vecinos curiosos para ver a su ídolo se llamase Marcos, Marco o de Las Posadas…

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