Almería

La cocina pone a punto las emociones y los sentimientos

  • De nuevo Fernando Ruzafa guía a 12 mujeres ante los fogones para despertar y reforzar habilidades de autocontrol, autoestima, empoderamiento o motivación

La comida es un placer que despierta los sentidos. Para muchos sentarse a la mesa es es un disfrute lleno de emociones. Pero sucede lo mismo para aquellos que se ponen ante los fogones y es que la cocina ayuda a despertar sentimientos. De ahí la puesta en marcha de lo que se ha denomicado la cocina emocional. En Huércal-Overa de nuevo este año desde el Ayuntamiento se ha puesto en marcha el taller Cocina Emocional para mujeres.

Este año hay un grupo de mañana que cuenta con 12 alumnas y se ha planteado abrir un grupo de tarde para las mujeres que trabajan, que aún no se ha puesto en marcha. En esta nueva temporada se trabaja un día a la semana (los miércoles) durante tres horas. Es uno de los cambios respecto a la pasada edición. Cambio positivo porque se ha aumentado una hora de formación.

La persona encargada de desarrollar los talleres de cocina, que se imparten en el aula gastronómica de la Plaza de Abastos Comercial Kilómetro 0 a través del Centro de la Mujer de Huércal-Overa, es Fernando Ruzafa Sánchez.

Según ha explicado, "este taller tiene la función de ayudar a las participantes a mejorar en su vida personal, tratando que a la vez que se aprende a cocinar, se desarrollen las habilidades sociales mejorando las herramientas de la inteligencia emocional, como el autoconocimiento, el autocontrol, subiendo la motivación, mejorando la autoestima, la empatía, la creatividad y empoderando a las participantes a través de los logros que van consiguiendo". También, y así lo ha destacado Ruzafa, "se tiene muy en cuenta los beneficios de una cocina saludable y cómo poco a poco podemos ir incorporando hábitos culinarios muy saludables que mejoran nuestra nutrición diaria".

En cada quedada semana se intenta desarrollar un menú de tres platos, un entrante o ensalada, un plato principal y un postre. Al llegar a clase, el profesor se coloca frente a la pizarra y planifica el trabajo. Después las alumnas que se van a encargar de desarrollar los diferentes platos cuentan qué y cómo lo van a hacer. Una vez que está claro el trabajo y el reparto de las tareas profesor y alumnos se ponen a cocinar .

Los menús para el día siguiente son elegidos entre el grupo al final de la clase consensuando entre todos. Y es que la idea "es que sientan partícipes a todos los niveles de todo lo que pasa en la clase, que planifiquen, que asuman la responsabilidad de desarrollarlos frente a sus compañeras sin temor alguno, que salgan un poco de la zona de confort". "Por tanto -ha añadido- yo asumo el papel de coordinador más que de profesor, siguiendo un proceso de ayudar a aprender en vez de ensañar, intentando poner retro alimentación a la hora de las elaboraciones para las alumnas sean capaces de conseguir por si solas mejores resultados de los que tenían previsto, con la consiguiente motivación, mejora de la autoestima, desarrollo de la creatividad…".

Fernando Ruzafa ha asegurado que con este método busca el desarrollo de habilidades y ha recordado "que no es tan importante lo que se cocina, sino como se cocina, convirtiendo la cocina en un medio de aprendizaje en vez de un fin en sí misma".

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