La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre un 3 y un 14% de los casos de cáncer de pulmón a nivel mundial están relacionados con la exposición al radón residencial. Estas cifras sitúan al radón como la segunda causa más significativa de cáncer de pulmón, tras el tabaco, y la principal en no fumadores.

El recién aprobado Plan Nacional contra el Radón, promovido por el Gobierno, recopilará las estrategias establecidas y las acciones a ser implementadas por las diferentes entidades gubernamentales con el objetivo de reducir el riesgo para la salud derivado de la exposición al radón. Este plan, propuesto por el Ministerio de Sanidad, será revisado cada cinco años para garantizar su eficacia.

Radón a nivel nacional.

El documento delineará la política destinada a reducir el riesgo de exposición al radón en ambientes interiores, a través de la creación y ejecución del Comité del Plan Nacional contra el Radón. Deberá adoptar medidas concretas para abordar la amenaza que representa este gas radiactivo en los hogares, espacios públicos y lugares de trabajo.

En este contexto, el plan contempla una serie de estrategias destinadas a identificar viviendas, edificios de acceso público y lugares de trabajo donde el promedio anual de concentración de radón supere los 300 Bq/m3 en recintos cerrados. Para ello, se apoya en la cartografía del potencial de radón en España, desarrollada por el Consejo CSN, que clasifica las zonas del territorio estatal según sus niveles de radón.

En Almería se identifican municipios como Benizalón, Tahal, Alcudia de Monteagud, Senés, Laroya, Sierro, Velefique, Bacares, Bayarque, Castro de Filabres, Olula de Castro, Gérgal, Abrucena y Ohanes como áreas de acción prioritaria.

No obstante, también se detecta radiación por radón en otras áreas, como la del mármol, el Nacimiento y ciertos puntos del Levante, destacando el municipio de Vera. Por razones administrativas, se considera útil definir las zonas de intervención prioritaria a nivel municipal, donde más del 75% de la población reside en áreas con altas concentraciones de radón.

Además, se establece una lista exhaustiva de aspectos a considerar para la elaboración del plan de acción nacional. En primer lugar, se requiere desarrollar estrategias para realizar estudios de concentraciones de radón en recintos cerrados y en el terreno, con el fin de calcular su distribución y gestionar los datos obtenidos. Asimismo, se necesita establecer criterios y datos para delimitar zonas con exposición potencialmente elevada al radón, así como identificar lugares de trabajo y edificios de acceso público que requieran medidas específicas.

Una vez identificadas las áreas de riesgo, es esencial establecer niveles de referencia para viviendas y lugares de trabajo, considerando diferentes usos y tipos de edificaciones. Además, se deben asignar responsabilidades, coordinar mecanismos y asegurar recursos para implementar el plan de acción de manera efectiva. También se requiere desarrollar estrategias para reducir la exposición al radón en viviendas y priorizar situaciones críticas, así como facilitar la ejecución de medidas correctoras y prevenir la entrada del gas en edificaciones nuevas.

Además, se debe diseñar una estrategia de comunicación para aumentar la conciencia pública sobre los riesgos del radón, incluida su relación con el tabaco. Se necesitan orientaciones claras sobre métodos y técnicas de medición y aplicación de medidas correctoras, así como la acreditación de servicios relacionados. Finalmente, se debe considerar la prestación de apoyo financiero para campañas de medición y aplicación de medidas correctoras, así como establecer objetivos a largo plazo para reducir el riesgo de cáncer de pulmón atribuible al radón y abordar otros temas relacionados, como la eficiencia energética y la calidad del aire en espacios cerrados.

El radón, un isótopo radiactivo perteneciente al grupo de los gases nobles, es incoloro, inodoro y moderadamente soluble en el agua y otros líquidos. Se forma como subproducto de la desintegración del radio, un elemento natural presente en rocas y suelos. Desde el subsuelo, el radón puede infiltrarse en el aire interior de edificaciones, donde tiende a acumularse.