Almería

La rebeldía de Los Gritos

  • Libro. En EL RECODO DEL CAMINO, Antonio López Quesada rememora la juventud almeriense de los años 60 a través de la historia del "conjunto" Los Gritos

José Ángel Pérez les dedica un par de páginas en su libro "Los 60 son nuestros y los 70 también" (Grupo Joly. Almería, 2009. Dist. grat. Diario de Almería), una obra impagable, por única, derivada de la página web que el periodista mantenía y que, inexplicablemente, ha desaparecido o, al menos, es muy difícil de encontrar en la red. Ambas son claves para la comprensión de esa etapa de la vida de nuestra provincia y de la juventud de toda una época, su mentalidad, sus afanes, su proyecto vital. Y también su rebeldía. Todo lo cual se resumía entonces en la expresión "ye-yé".

Los ye-yés

En su libro "El recodo del camino" (Editado en pdf por www.lulu.es) Antonio López Quesada (Almería, 1949) describe muy bien el "retintín" con que vecinos, amigos, familia y hasta el párroco de su barrio llamaban "ye-yés" a los chicos de los 60. Ye-yé era sinónimo de moderno, pero también de melenudo con pantalones de pitillo primero y de campana después. O minifaldera de largo pelo lacio. Todos bailaban desaforados al ritmo trepidante de la música de grupos y cantantes también melenudos, y se les tenía por unos seudovagos que perdían el tiempo en vez de labrarse un porvenir, lo que Antonio llama, en frase familiar, "un sobre a fin de mes". Salvando las distancias, se parecerían a los actuales "ni-nis". Pero esto era falso. De hecho, se trataba de jóvenes trabajadores o estudiantes que dedicaban el tiempo libre a lo que les gustaba y les unía: la música.

Los ye-yés tenían -teníamos- lugares de reunión. En el Barrio Alto fue primero el Club Parroquial, abierto a iniciativa del cura, D. Antonio, en la Calle Molino. Luego el lugar de encuentro sería el Bar Rambla, en la esquina con el Camino Real. Allí acababan recalando, tarde o temprano, todos los conjunteros de Almería.

Los Conjuntos

Un conjunto, oficialmente "conjunto músico-vocal", consistía, en su forma clásica, en tres guitarras -rítmica, solista y bajo- y una batería, al estilo Beatles. O lo mismo pero con un cantante solista, tipo Rolling Stones. Luego se le añadirían "pitos", teclados, luces… En Almería la nómina de los conjuntos jóvenes inició la década con los Trovadores y los Ícaros como grupos señeros. Luego encabezarían la lista los Teddy Boys, quizá el mejor conjunto de todos los tiempos, seguidos por los Stukas -luego Flames-, los Gringos de Chipo Martínez y los Rivers. Y dentro de un largo etcétera, pronto destacarían los Íberos y, sobre todo, los Puntos. En el Club Parroquial del Barrio Alto se formaron los Meles, que luego cambiaron a Paréntesis.

Los Gritos

Se formaron a comienzos de 1966, el año de las bombas de Palomares y el de la estancia de John Lennon en Almería en un aburrido verano en que compuso "Strawberry Fields Forever". El germen de los Gritos fue un denominado "Dúo Rítmico" que formaban José Pérez Sánchez, "Pepito" (guitarra solista y voz), y Juan José Fenoy (guitarra rítmica). Pronto se les unieron Antonio López Quesada, "el pichi" (bajo), y Pepe Abril o "Pepe palillos" (batería). Si en principio llevaron un equipo barato, luego se dotarían de unos amplificadores Vox, un equipo Music-Son y unos micrófonos Shure. La batería era nada menos que una Premier y el bajo un Höfner con forma de violín parecido al de Paul McCartney.

Esta formación amenizaba los bailes del Ventorrillo, en Aguadulce, y tuvo un primer momento de gloria en el Casino de Almería, donde actuó la nochevieja de 1966, con una ejecución limpia y precisa y una hondura que los destacaba del resto de conjuntos: "Los Gritos tenían alma", dice Antonio en su libro. Aquella noche, entre las notas de "Perfidia", las versiones de Beatles, Brincos, Sirex, Mustang o Lone Star y el aroma de "Varon Dandy", surgieron también los primeros amores del jovencísimo grupo.

Un concurso en el Apolo

En los 60 eran frecuentes los festivales en el Teatro Apolo y en el Cine Liszt, organizados por las emisoras de radio locales, Radio Juventud y Radio Almería. En el verano de 1967 los Gritos ganaron el VII Concurso Provincial de Variedades de Educación y Descanso, modalidad de conjuntos musicales. La entrega de premios, en el Apolo, fue un gran festival, pero aquellas 3000 pesetas nunca las recibieron. Luego actuaron en el flamante Hotel Sabinal de Roquetas, donde estrenaron una creación suya, "Para Silvia":

"Te metiste en mi corazón / desde entonces ya no vivo yo / ya no puedo dormir bien /

porque quiero volverte a ver /..."

Lo más duro de cada actuación, según Antonio López, era tener que tocar las canciones "pachangueras", precisamente las que más gustaban a la gente: la Yenka, la Cucaracha, la Conga de Jalisco… O lo que llamaban la polka de Colón:

"A Colón, por chulo, le quisieron dar…por muerto / y los indios motilones le cortaron…la retirada / etc."

intervino el destino

Los Gritos hicieron una incursión en Granada y alternaron con los Ángeles (¿recuerdan?: "Dime si has amado a alguien", "Mañana, mañana", "Mónica", "98.6") y Miguel Ríos ("Himno a la alegría", "El Río"). Mas el destino no quiso que aquella ilusión juvenil llegase al puerto soñado: Juanjo Fenoy sería sustituido por José Ángel Pérez como cantante solista durante unos meses, pero Pepito se fue a los primeros Huracanes y Antonio optó por un trabajo seguro, de los de "sobre a fin de mes", un "recodo en el camino" que le llevó a su verdadero destino.

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