Ni gaviotas, ni estorninos, palomas, garcillas, gorriones o alcaravanes; cada vez menos aves se atreven a adentrarse y cuanto menos anidar en la zona del aeropuerto de Almería. De ello se encargan un total de 16 aves, halcones y águilas principalmente, que acechan continuamente a sus presas, puesto que no dudan en ningún en apresarlas si se encuentran con un pájaro en su campo de visión.

Los que más atemorizan, según uno de los criadores encargados del mantenimiento y cuidado de los animales, José Vilches, es el halcón, puesto que capaz de subir a más de 250 metros y caer en picado a por su presa a 450 kilómetros por hora. Se aprovecha para ello, "el miedo innato que tienen los pájaros a las aves de presa, puesto que atacan, persiguen, acosan y expulsan". Con la presencia de estas aves, el resto de pájaros, aún siendo autóctonas de la zona, comienza a considerar como peligroso el territorio, cumpliendo con el objetivo de que lo vean como extraño y "no entren ni para volar, ni buscar comida y mucho menos para anidar". Su instinto de supervivencia lleva paulatinamente a alejarse de la zona en las que actúan las aves de presa, puesto que "van a matar".

Con todo, la experiencia acumulada en la cetrería desde hace varios milenios señala las diferencias entre las distintas aves de presa y su idoneidad para la captura de las distintas especies. Por una parte, se encuentran los halcones y, por otra, las que son portadas en las manos por parte de los criadores y se lanzan directamente hacia la presa, esta técnica supone una mayor precisión, pero pierde en ángulo de actuación y rapidez. Dentro de estas especies se encuentran las tres águilas de Harris, que provienen de Azores, "muy cómodas de manejar", según señala Vilches.

Peregrinos, sacres y gerifaltes son las especies que se encuentran a resguardo en las nuevas instalaciones del aeropuerto de la capital.

Además, en Almería también se está iniciando la cría de especies híbridas a través de los avances que se han conseguido en las últimas dos décadas en esta materia. "Con ello conseguimos un pájaro óptimo para especies concretas como la paloma o la gaviota, porque necesitan de rapidez y de fuerza para apresarlas", mantiene el cuidador.

La última pieza que se ha adquirido es un halcón aplomado, muy preciado por su vuelo rápido y por las dificultades que se han planteado en los últimos años para su importación desde Colombia.

En total son cuatro los cuidadores que se encargan de su manutención, pero también de que vuelen todos los días todas las aves, como medida de prevención y con la finalidad todas las especies a las que van dirigidas se abstengan de adentrarse en los límites impuestos a través de la cetrería. Cada uno de estos animales de presa come una vez al día, "comida de calidad", según señalan sus cuidadores, lo que significa que lejos de contentarse con roedores, su alimentación se base en un tercio de paloma o codorniz.

Por otra parte, pese a que el servicio ya lleva funcionando desde principios de octubre, aún pueden divisarse de 12 a 15 pájaros diarios. Las épocas en las que más presas se cogen coinciden con la llegada de las aves migratorias y las primeras salidas de los nidos de las crías de pájaros, puesto que aún no conocen el territorio ni distinguen las limitaciones. El número de vuelos aumenta en función del peligro, por ello, reconocen los criadores que en la actualidad es una época de relativa tranquilidad en las que priman los vuelos preventivos.

A comienzos de 2007 se licitaba la asistencia técnica del proyecto de halconera en Almería, un trámite que se cerraba el pasado mes de febrero con la inauguración oficial de las instalaciones. En total cuentan con seis cámaras de crías, techadas, mientras que en el patio interior, puesto que necesitan mucho sol, se ha dispuesto el suelo de césped y bancos para que puedan descansar las aves. En caso de que llueva, los ejemplares se trasladas a una nave.