Almería

Bella exaltación de Aguilera a los titulares de la Macarena

  • El ex presidente de la Agrupación de Cofradías transmitió al auditorio una fe asentada en sus profundas raíces cristianas

"Nunca hubiese llegado a este lugar si Dios no me hubiera regalado con el don sin precio de la fe, haciéndome abrir los ojos a la luz en el seno de las cofradías, y más concretamente en la franciscana cofradía del Silencio". Rafael Leopoldo Aguilera Martínez, ex presidente de la Agrupación de Cofradías, pronunció en la iglesia parroquial de San Ildefonso el pregón a la hermandad de la Macarena para exaltar "vuestra sublime, excelsa, noble, gloriosa, excelente y bella hermandad penitencial, y vuestro barrio con sabor taurino y tan señero y castizo de nuestra querida y amada Almería".

Aguilera resaltó las noches de ensayo de los costaleros, la liturgia en las advocaciones de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena, y la devoción y el fervor de los vecinos del barrio, "que nos han guiado, en las volandas de los lances del júbilo de la bulla del Lunes Santo, a las puertas de este templo". Presiento desde este estrado, manifestó el pregonero, los cirios ardiendo y, un año más, un encuentro multitudinario en la calle de Nuestra Señora de las Mercedes, sinfonía de amor y de aromas, un jardín encendido por la candelería que mece al viento el paso de palio de la Esperanza Macarena, que se extiende por toda Almería en filas de luz ardiendo al ritmo de vuestros pasos, iluminando los atardeceres del Lunes Santo.

Rafael Aguilera revivió a continuación el momento de la Pasión del Misterio, "en el que incardináis el proceso civil de Jesús con la Sentencia, humana y procesalmente tan injusta", y destacó la misión del nazareno que, "encapuchado con el antifaz, con la suave sombra de la noche, camina recortando las esquinas agudas de la ciudad, atravesando sus plazas, acariciando con sus pies tantas veces descalzos esta tierra bendita". Por eso, afirmó Aguilera, tiene tanta importancia el hecho de vestir la túnica; "porque además de recaer sobre nosotros la responsabilidad de respetarla en sí misma, como visible instrumento de nuestro deber de apostolado, hemos de reverenciar en ella a las generaciones de cofrades que nos precedieron en el signo de la fe, la vistieron con veneración y dignidad, y en ella nos transmitieron su ejemplo y su amor, sirviéndonos de mortaja en el última estación de penitencia que realicemos".

La apasionada prosa poética del pregonero se dirigió con especial belleza y elegancia a la Esperanza Macarena. "Todo está en Ella. En su rostro, en su mirada, en sus gestos, en su silencio, al andar con el ritmo único de la música celestial de su paso, llevar la justa flor, ese manto, esa corona, y una senda que hay que andar en esperanza de la noche clara con los resplandores del cielo y de la candelería iluminando su cara de Reina y Madre Soberana del Lunes Santo". La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Roquetas, Eloisa Cabrera, presentó al pregonero como un hombre con profundas raíces cristianas y humanísticas, destacando su trayectoria cofrade y personalidad, su amor a la Iglesia y a las cofradías, y su apostolado en la Orden de Caballeros de San Clemente.

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