Por cuarta vez en lo que va de temporada el Almería se ve inmerso en el proceso de cambio de entrenador, con la salvedad de que ya no tiene margen de error y no puede permitirse el lujo de volver a equivocarse. La fulminante destitución de Joan Carrillo, anunciada por Alfonso García vía telefónica nada más concluir con derrota el choque en Oviedo, abre de nuevo el abanico al banquillo rojiblanco.

A diferencia de la anterior ocasión, cuando tras mucho meditarlo se optó por un técnico joven y sin experiencia en la categoría, esta vez el presidente parece curado de espanto y busca un perfil más experimentado. De los sondeados antes de la llegada de Carrillo, Fernando Vázquez está a punto de firmar por el Zaragoza, Veljko Paunovic lo hizo por los Chicago Fire de la MLS y Rubi por el Levante.

Eso hace que las miras apunten a otros nombres contrastados como Jorge D'Alessandro, Manolo Jiménez o Víctor Muñoz, todos ellos sin equipo en la actualidad pero buenos conocedores de la Segunda División. El argentino descendió a los dos últimos equipos que dirigió: Nástic y Huesca. El último equipo de Jiménez fue el Al-Rayyan catarí y ha sido sondeado por el Hércules, mientras que Víctor Muñoz precedió a Popovic en el Real Zaragoza.

A esos se suman los nombres ofrecidos por agencias de representación, como el de Salva Ballesta (que se dejó ver en el palco del Mediterráneo en el España-Georgia sub-21) o Andoni Goikoetxea, que hizo lo propio ante el Huesca.