Cómic

La libertad está en los libros

  • Bienvenidos al Limbo Hotel, un lugar donde los recuerdos son los únicos ocupantes de las habitaciones

Detalle de la ilustración de portada del cómic.

Detalle de la ilustración de portada del cómic.

Lejos, muy lejos de cualquier atisbo de civilización se levanta una solitaria construcción en la que, antaño, hubo mucha vida. Ahora solo, muy solo, es Kein su único residente.

Este viejo lobo de mar, manco, ha construido su vida alrededor de una serie de repetitivas tareas que hacen que el dolor que se albergó hace años en su pecho permanezca adormecido: Limpiar, barrer, cuidar del huerto, pescar, jugar a un triste Scrabble con su rebaño de ovejas…

Así pasan los días, los meses, con la única compañía de algunas instantáneas que le transportan a otra vida que ya no es, y a las que mira de refilón.

Más una terrible noche de tormenta, sin él saberlo, su vida va a comenzar a cambiar, sellada por un incierto destino que vendrá representado con el hallazgo de un lloroso bebé pelirrojo, huérfano para más señas, al que rescata dentro de un carromato.

Los primeros días junto al niño serán duros, los constantes lloriqueos llevan por el camino de la amargura al maniático Kein, que está a punto de enloquecer. Pero poco a poco, con el paso del tiempo, la relación del hombre y el niño se convertirá en un traspaso de tareas, convirtiendo al crecido chaval en el botones del establecimiento que sigue sin tener ocupantes, salvo ellos dos.

El muchacho, aleccionado por el adusto Kein, acometerá sus labores con alegría y educación, cumpliendo con ellas a la perfección. Y así un día tras otro, y otro y otro…

Pero la curiosidad le llevará a preguntar qué se esconde tras la puerta de esa casita en la que le está prohibida la entrada y, librándose de la vigilancia de Kein, traspasará la puerta de ésta y llegará a un lugar que le dará todas las respuestas que necesitaba, y mucho más.

Libros, montones de volúmenes que devorará, y cuya imaginación recreará a una serie de personajes que a partir de ese momento le van a acompañar en sus, cada vez más, cansinas obligaciones.

Y nacerá el odio hacia el anciano, y un plan terrible…

Solo puedo calificar a la nueva obra de Enrique Fernández como espectacular. Con un primera parte prácticamente muda, en la que hace un uso magistral de las onomatopeyas, en el momento en el que las palabras afloran, el relato da un giro hacia un paraje sombrío, donde el resentimiento del joven Aiden aflorará, espoleado por los cínicos comentarios del cuervo antropomorfo que le susurra al oído.

Una historia que habla del dolor por la pérdida, del resentimiento, pero también de la imaginación, de ese puente que puede trasladarnos a otros lugares, lejanos, a compartir vidas que no son las nuestras o, sorprendidos y boquiabiertos, a ver como el desquiciado capitán Ahab cabalga sobre los ciclópeos lomos de la ballena blanca.

Si solo pudiera expresar con un calificativo para definir al nuevo cómic de Enrique Fernández, creo que no erraría al decir que es totalmente magistral, tanto en la belleza de lo gráfico como en su absorbente argumento.

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