Hace ya bastantes jornadas que Álvaro se hizo con la meta del filial rojiblanco. El joven cancerbero almeriense ha tenido algunos baches en sus actuaciones, pero sus aciertos siempre han sido más que sus fallos. Ayer, por ejemplo, cuando más apretaba el Ciudad de Vícar, aparecieron dos manos salvadoras suyas que propiciaron la quinta victoria consecutiva del Almería B. Los rojiblancos están embalados, pero el camino se acaba dentro de tres jornadas. La pregunta a estas alturas está clara: ¿Qué hubiera pasado si el filial hubiese estado a este nivel desde el principio? El derbi ante el Ciudad de Vícar se decantó pronto para los locales. En el primer cuarto de hora, buena jugada de los locales, David Cortés que salva los primeros lanzamientos, pero Galán aprovecha el tercer rechace para anotar el 1-0. Pepe Koscis, entrenador vicario que vio el partido desde la grada, no tardó en dar instrucciones a sus jugadores y en variar algunas posiciones. Canillas y Miranda lo intentaron de todas las maneras, pero la batuta en ataque la llevó un incombustible Sorroche. Los últimos minutos fueron de ida y vuelta. El Almería B pudo sentenciar, pero el Ciudad tuvo el empate. En ese momento, emergió la llamativa figura de un cancerbero vestido de naranja, que detuvo las intentonas visitantes.