Juanma Lillo no es amigo de las multitudes, pero una vez que establece complicidad con la masa se siente como pez en el agua. Es lo que le sucedió ayer en la charla-coloquio que ofreció en la Universidad de Almería. Al técnico rojiblanco se le vio en su salsa en el ambiente académico, en esa mezcla de profesores y alumnos que acudió a hablar de fútbol y se marchó gratificada con la lección magistral impartida por el tolosarra, que eludió los lugares comunes para referirse a la vida misma. Liderazgo, presión, cantera o estilo de juego fueron algunos de los temas abordados.

El concepto de cantera.

"Procedo del País Vasco, donde la normativa era jugar con gente de la casa y aunque se abandonara, el 80% suele ser de allí. En otros lugares eso no existe, es algo cultural. De hecho, el filial del club tiene a gente mayor y si los subes tienes que hacerlos profesionales. Tiene que ver con cuestiones sociológicas más que deportivas.También puedes invertir muchísimo dinero y no salirte jugadores. Luego hay arribistas que buscan proyectarse a través del niño".

l Fidelidad a un estilo. "Para hacer un jarrón no se puede obviar el barro. No tengo afán estético ni quiero que mis jugadores pinten cuadros con los pies. Lo normal es adaptarte a lo que tienes y que los demás se adapten a quien les dirige. Lo demás no importa tanto porque aquí empezaron con el 'efecto Lillo' y pasado mañana será el 'defecto Lillo'".

Renovación de la columna vertebral.

"Sí que es posible, sólo falta que sea deseable. En una sociedad que confunde lo nuevo con lo bueno eso empieza a pasar con las personas. Con esas asociaciones no valoramos a quienes nos permitieron estar donde hoy estamos. Lo que emana de ellos son valores muy fuertes".

l Capacidad de liderazgo. "Como decía Machado, yo me jacto de mis propósitos, no de mis logros. El liderazgo es una cosa que te impone el otro, no algo que consigas tú. Se basa en tres autoridades: la formal, por tu cargo; la técnica, por lo que sabes; y la personal, por lo que eres. Se conquista a diario en la convivencia porque los futbolistas, al igual que los alumnos, viven esperando pillar al profesor en una contradicción. Como decía Piaget, el futbolista es una llama que hay que encender y no un bote que hay que llenar".

Residencia en La Fabriquilla.

"Tiene que ver con cómo soy yo. Me gusta mucho la gente, pero de una en una. Busco ambientes que me permitan introspección. La paz no se encuentra en los lugares, pero ayuda un poco. Ver la inmensidad del mar todos los días y saber que eres una 'mierdita' me da tranquilidad. Y sólo tardo 22 minutos en llegar al Estadio, no me he ido al Aconcagua. Allí hacemos noche tres personas y un perro, es un lugar maravilloso".

Preparación de partidos.

"No hay una ley para preparar al equipo. El entrenador como mucho puede ser el mayordomo de los jugadores. Cuando uno está en el pozo no tiene que esperar a que la cuerda llegue desde fuera, puede que esté dentro. La ofuscación a veces no te deja ver las cuerdas"