Almería-barcelona

Hasta que Luis Sáurez saltó al campo (1-2)

  • Gran primera mitad del Almería, que maniató al Barça con un buen planteamiento de Francisco en el que primó el juego interior a las bandas. Las entradas de Neymar y sobre todo Suárez facilitan la remontada.

El ansiado primer triunfo ante el Barça tendrá que esperar al menos unos meses más, pero después de lo visto ayer en el Mediterráneo queda la sensación de que los azulgranas se escaparon vivos de un encuentro en el que el Almería, como mal menor, al menos mereció empatar, sobre todo por su gran primera mitad.

Francisco demostró por fin que el trivote puede tener presencia ofensiva, erradicando los problemas de llegada al apostar más por el juego interior y declinar de inicio la apuesta por las bandas. Sentó a Édgar y Wellington para alinear en la parcela ofensiva a Zongo, Thievy y Soriano. Todos cumplieron su papel a la perfección. El maño ejerciendo de hombre boya para sus dos acompañantes y éstos buscándose entre sí y merodeando los pasillos interiores para complicarle la vida a Mascherano y un flojo Bartra.

El planteamiento le salió a pedir de boca al técnico almeriense, tal vez porque aunque luego no lo reconociera, el propio Luis Enrique esperase más presencia en ambos costados de la que realmente hubo, ya que tanto Ximo como Dubarbier tenían órdenes expresas de no ser tan alegres a la hora de subir por sus carriles.

El resultado fue un Almería equilibrado que gustó desde el inicio ante un Barça plano y perdido, que deambuló durante 45 minutos por el campo sin saber muy bien a qué deporte estaba jugando, pese a lo cual a la media hora Messi envió un cabezazo al larguero.

El peligro visitante se reducía a eso, a que entre trote y trote Messi intentase romper por fin el récord goleador de Zarra, que tendrá que esperar una jornada más, mientras que el Almería esperaba bien agazapado para soltar el zarpazo.

No tardó en llegar. Fue poco después del susto azulgrana, cuando Soriano lanzó a la perfección un gran contragolpe con un medido pase en profundidad para la carrera de Thievy, que dejó por el camino a Bartra al estilo de Bale en la final de Copa para plantarse solo ante Bravo y burlar su salida con un tiro raso con la zurda y ajustado al palo.

Con el resultado soñado el Almería alcanzó el tiempo de descanso, con la sensación de que Undiano Mallenco castigaba con tarjeta las acciones locales y perdonaba similares a los visitantes. En el receso parecía claro que Francisco apostaría por la contra en la reanudación y que Luis Enrique quemaría naves con las entradas de Luis Suárez y Neymar, corrigiendo así el desprecio inicial al rival modesto.

El concurso de ambos, pero sobre todo del uruguayo, iba a resultar providencial. Quince minutos en el campo le bastaron al charrúa para dejar temblando el larguero de Rubén con una volea en un saque de esquina.

Tras ese primer aviso la cosa se tornó más fea con la inclusión de Xavi por un gris Busquets, que no es ni la sombra de lo que era. El Barça fue subiendo sus cotas de posesión y la zaga unionista empezó a sufrir con el juego de espaldas de Luis Suárez, al que viendo las dificultades cada vez buscaban más sus compañeros.

En una acción así iba a llegar el tanto del empate. Luis Suárez recibe de espaldas a portería dentro del área, se revuelve ante la impotencia de Trujillo (quizá al alcarreño le faltase cintura) y sirviera sobre la llegada de Neymar, que empuja a la red con suspense ya que Ximo está cerca de poder despejar.

Ahí, en el minuto 72, se acabó el partido para el Almería. Cinco minutos antes de la igualada Francisco había retirado del campo a Soriano, el futbolista más activo de los locales ayer sobre el campo. Casualidad o no, la ausencia del maño resultó fatal para el Almería.

Tras el 1-1 ya nada fue igual, el Barça se creció y el Almería se empequñeció poco a poco, de nada sirvieron las entradas de Édgar primero y Wellington Silva después a la desesperada. El tanto de la remontada se palpaba en el ambiente con un Luis Suárez en plan estelar que primero lo buscó con un disparo cruzado que salió rozando el poste y luego asistiendo a Messi para que el cabezazo del argentino se topase de nuevo con el larguero.

El cántaro se rompió a la tercera con un centro desde la derecha de Luis Suárez, quién si no, culminado en el segundo palo por Jordi Alba a placer. Con el Almería groggy, el Barça pudo hacer sangre, pero no era la tarde de Messi, que vio cómo Rubén se sacaba la manopla para atajarle el tanto que pudo igualarlo con Zarra en el descuento.

Derrota de las que dejan sabor dulce por lo mucho y bien hecho, pero derrota al fin y al cabo que deja al equipo en un lugar delicado con el parón de selecciones por medio para darle al coco.

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