Espanyol - Almería · la crónica

O llegan refuerzos o al hoyo (3-0)

  • El Espanyol pasa por encima de un Almería que vuelve a las andadas mientras la 'comisión deportiva' sigue de brazos cruzados.

Aún hay margen, muy escaso, para intentar reconducir la situación. El sábado cierra el mercado invernal y el Almería está obligado a echar el resto si no quiere pasar las de Caín otro año más para salvar la categoría. Mientras sus rivales directos se refuerzan sin miramientos, casos de Córdoba, Deportivo, Granada o el propio Elche -en quiebra económica-, la 'comisión deportiva' rojiblanca no acaba de verlo claro. 

Tardó seis meses en asumir que Teerasil no daba la talla para jugar en Primera y va a agotar el mes de enero sin fichar las piezas que verdaderamente necesita el plantel en su lucha por remontar en la tabla, a la espera de que vuelvan de la Copa de África Zongo y Thievy como agua de mayo o se recupere el lesionado Rubén. No es cuestión de tirar la casa por la ventana, bastaría con acertar en un par de retoques para la defensa y el ataque. 

En Cornellá los de JIM volvieron a las andadas, a ser un equipo previsible y sin la intensidad necesaria para hacerle frente a un rival con una pegada tremenda gracias a la indiscutible calidad de su línea ofensiva, con unos sobresalientes Lucas Vázquez, Sergio García y Stuani, con el lujo de guardarse para los postres a Caicedo en el banquillo. En el lado contrario, JIM lanzaba mensajes silenciosos teniendo que buscar la remontada en la segunda parte con el veterano Soriano, el recién llegado Espinosa y el meritorio Dani Romera. A buen entendedor... 

Pero dejemos a un lado los despachos para intentar reflejar lo que dio de sí el encuentro. Ya no es ninguna sorpresa que JIM no ve a Dubarbier como lateral, por lo que prefirió desviar a Ximo al costado izquierdo para tapar las peligrosas incursiones de Lucas Vázquez y alinear a Michel en el carril diestro. 

Fue la única variación táctica respecto al once tipo que viene alineando en las últimas jornadas, con la salvedad de que en esta ocasión los jugadores no se emplearon con la misma intensidad que en anteriores citas, bien porque no tuvieran su día, bien porque enfrente esta vez había mucho toro. 

Con todo, los diez primeros minutos fueron bastante aseados, incluso con un par de llegadas al área que culminaron con un cabezazo alto de Corona a centro de Édgar y un remate desviado de Verza. Fue el espejismo que da paso a la cruda realidad de verse impotente para frenar la superior calidad del adversario. 

Al cuarto de hora Stuani avisó con un testarazo al larguero gracias a un buen centro con la zurda de Salva Sevilla. Acto seguido un buen córner del almeriense era cabeceado por el central Álvaro González, sacando Hemed el balón bajo palos. 

Se mascaba la tragedia con un regalo posterior de Julián en un inocente saque para Salva Sevilla que no costó un susto de puro milagro. Luego fue Sergio García quien ensayó con Stuani el centro y remate antes de dar en la diana a la segunda intentona con una acción casi calcada en la que el cabezazo del uruguayo dentro del área pequeña esta vez sí encontró la red ante la pasividad de Fran Vélez, que ni siquiera saltó. 

Sergio García, con libertad de movimientos en todo el frente del ataque perico, causaba estragos en una zaga unionista que, inmersa en la zozobra, encajó el segundo golpe cinco minutos antes del descanso en una acción nacida de nuevo en las botas del ariete catalán y culminada por el charrúa gracias a un pase de la muerte de Lucas Vázquez. 

Con Thievy y Zongo en Guinea, ni los más optimistas creyeron en la remontada al ver la pólvora de la que se disponía en el banquillo. Al menos se intentó, con más fe que otra cosa, eso sí. Mientras a duras penas el Almería intentaba recortar, Sergio daba entrada en el campo a otro morlaco: Felipe Caicedo. Desde que irrumpió hasta que marcó pasaron tres minutos, el tiempo necesario para aprovechar un contragolpe yéndose en velocidad de un impotente Fran Vélez y batir con chut raso a Julián. O Alfonso se rasca el bolsillo o habrá que rezar.

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