Gastronomía

Joaquín Felices es el mejor chef de la feria 2023

Joaquín Felices tras coronarse como el mejor.

Joaquín Felices tras coronarse como el mejor. / Javier Alonso

Se acordarán ustedes de las palabras escritas ayer sobre la falta de puntualidad. Parece que no calaron. Participantes, prensa y público del concurso gastronómico estaban convocados al certamen a las once de la mañana pero empezó pasadas las doce del mediodía, las once en Canarias. Debe ser eso.

Hazaña épica en el Mercado Central. Hazaña épica en el Mercado Central.

Hazaña épica en el Mercado Central. / Javier Alonso

Los participantes tuvieron poco tiempo para un exigente reto: preparar una cazuela de gurullos con jibia y una tapa a libre albedrío. Para ello, cual 'Pekín Express' por las calles más dudosas de Asia, se metieron a comprar en el Mercado Central, para padecimiento de los clientes y triunfo de la prensa, que disfrutó del aire acondicionado. Solo tenían veinte euros y media hora para conseguir el género. Hubo carreras pero, a diferencia de un entrenamiento cualquiera del Real Madrid, ninguna lesión. Aprende, Militao.

Por allí se pasó, poco después, la alcaldesa de Almería, María Vázquez. “Quiero dar las gracias al público que se acerca aquí”, agradeció. Micrófono en mano intentó robarle el puesto a la presentadora, Ana Márquez. Desde luego, lo del micrófono se le dio mejor que entoldar el paseo de Almería en agosto para evitar males mayores.

Hablando de toldos, hubo críticas a la gestión del evento, celebrado a mediodía en un día de plena ola de calor. “Solo tenemos tres cajas de agua para todos”, expresó uno de los chefs, que se vio obligado a racionar el suministro de botellas durante la mañana. Cada caja contenía, aproximadamente, una veintena de botellas de 330 ml. El agua se acabó cerca de la una de la tarde, dos horas antes que el evento.

Mari, de la estirpe Vargas, en acción. Mari, de la estirpe Vargas, en acción.

Mari, de la estirpe Vargas, en acción. / Javier Alonso

El tiempo iba pasando. Los cocineros se iban impacientando. Mari, de la estirpe Vargas, clásica del concurso, fue de las que mejor controló los minutos, aunque acabó negociando una prórroga de un cuarto de hora como el resto de los cinco participantes.

El jurado probó, pasadas las dos de la tarde, los platos. Hubo exigencia. La prensa, mientras tanto, iba catando y haciendo favoritos de una manera mucho más laxa. Cuando el reloj rozaba las tres de la tarde, Joaquín Felices se alzó como el mejor de todos, ganando los mil euros de premio.

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