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Motos clásicas: La Feria de Almería "quema rueda"

Vicente Sánchez, que tiene la moto más antigua, con su nieta Mara.

Vicente Sánchez, que tiene la moto más antigua, con su nieta Mara. / Javier Alonso

Se comenta que al carril peatonal del paseo de Almería se le da poco uso habitualmente. Es un territorio extraño, vetado para los vehículos pero inhóspito por las personas. En la mañana del domingo, algo cambió. Ya desde bien temprano, las diez de la mañana, un sonido empezó a rugir temprano al lado de un ambigú en el que sus trabajadoras pelaban patatas para el mediodía.

La actividad de las motos clásicas, las que han derrapado por las carreteras almerienses durante décadas, es ya un clásico de feria. “Desde 1996”, recuerda Armando González, presidente de la asociación de motos antiguas de la provincia. Para él, actividades como las celebradas permiten reivindicar “lo de la siempre”.

No entiende como, según su visión, “hay gente que lo quiere eliminar” y pide que las tradiciones se vayan heredando generación a generación. Siguiendo el ejemplo que pidió dar González, muchos jóvenes se acercaron a la actividad, que se celebra desde hace veintisiete años, con solo el parón obligado por la maldita pandemia.

La convocatoria fue, nuevamente, un éxito. “Hoy puede haber doscientas motos”, calculó a simple vista el presidente de la asociación. La exposición se abrió poco antes de las diez de la mañana y finalizó pasado el mediodía, cuando los motoristas hicieron una ruta “por donde nos dejen”, como comentó el responsable de coordinar la iniciativa. “Es que está cortado todo”, reconocía con sinceridad.

Uno de ellos era Vicente Sánchez. Tiene un peculiar honor que le hace especial, diferente a los demás. “Es de 1961”, dice sobre la moto. Es la más antigua de todas las clásicas. Se la compró a un compañero de Vélez-Blanco, en un rato de descanso del trabajo y sigue tan maravillado de ella como el primer día.La moto está mejor de salud que el periodista que va haciendo las preguntas. “Sigue perfecta”, dice con orgullo Sánchez.

Toda una vida pegado a ella y quiere dejarla como legado a las generaciones que vengan después. Su nieta, Mara, apunta maneras. Llegó con él a la exhibición y no se separó de su abuelo en ningún momento. No respondió, ella, cortada por la vergüenza, a ninguna pregunta pero sí dejó claro a través de sus gestos que ella se quedaría con ese vehículo que ha recorrido buena parte de la historia almeriense de las últimas décadas.

“La moto solo tiene hecha una puesta a punto”, expresa con orgullo Sánchez. “Todo lo que tiene es original”, añade. Fotógrafo y periodista quedaron maravillados. El motero Sánchez sigue contando peripecias. “Me gusta llevarla a Tabernas y volver”, reconoce. Él es de allí y le tiene un gran aprecio al municipio. Se le nota. Le cambia la mirada cuando habla de su localidad natal.

Recuerda sus primeros días subido a una moto. “Cuando tenía ocho años”, según confiesa él mismo. “No alcanzaba al manillar y la metía en una acequia para llegar”, recuerda con una mueca de sonrisa.Una actividad, la de las motos antiguas, que encanta cada año. La próxima cita será ya el domingo de feria de 2024.

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