La cita era a las once de la mañana, pero ya saben eso de la puntualidad española. A la hora pactada había algunas sillas por poner y otras que se iban reservando. “Y esto para qué es”, exclamó una de las asistentes. Era para los residentes de Ballesol, que colmaron buena parte de los asientos para disfrutar de una buena mañana culinaria.

Al rato llegó en patinete la presentadora, Ana Márquez, que se puso al lío en segundos. Día importante, de semifinal de ‘Masterchef’, el que tocaba vivir ayer. Juani Pérez era el primer año que participaba y triunfó. Su plato, la jibia en salsa, fue el mejor. “Me apunté porque de acompañante el año pasado me lo pasé muy bien”, explica.

“A mi me gusta colaborar con las cosas de mi tierra”, sintetiza. La acompañó otra Juani, González. “Me habló de la cocina tradicional y me gusta mucho”, cuenta la amiga y tocaya. Ella fue a disfrutar, a ver los platos de siempre y hacerse amiga de la gente que participa.

Mari Vargas fue por primera vez aunque de algo le sonaba el certamen. “He venido desde niña”, asegura. Su padre, José Manuel, volvió a participar pero quedó fuera con unas patatas bravas que, sabrosas y picantes, no deslumbraron a un exigente jurado.

“Venir es una tradición familiar”, defiende. Su carrillera a la pera sí gustó más y le valió un pase a la final. Los cinco, de seis, clasificados para la final están citados mañana a partir de las once en el espacio gastronómico. Luego tendrán, cual ‘Indiana Jones’, media hora y veinte euros para comprar los productos que necesiten para el cocinado, donde esperan alzarse con el premio.