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‘Gastronomía flamenco-punk’ de Carmen K. Salmerón se presenta en la Villaespesa

  • Se producirá una charla entre los asistentes y la escritora y se proyectarán fotos

Carmen K. Salmerón con el libro que presenta en la Biblioteca Villaespesa.

Carmen K. Salmerón con el libro que presenta en la Biblioteca Villaespesa.

Este viernes día 22 de marzo se presenta el título más reciente de Yeray Ediciones: Gastronomía flamenco-punk de la periodista, crítica musical y escritora almeriense Carmen K. Salmerón a las 19:30 en la Biblioteca Villaespesa de Almería.

La actividad constará de una charla entre los asistentes y la escritora, en la que ella compartirá comentarios y anécdotas acerca de este atípico recetario que reivindica el relato gastronómico. Se proyectarán fotografías y se acompañará de música (reproducción, no en directo), puesto que el apoyo visual y sonoro es importante para este libro. Carmen estará acompañada de la directora editorial de Yeray Ediciones, Encarni López Gonzálvez. Al final habrá una charla-coloquio con los asistentes y firma de ejemplares.

La propia Carmen K. Salmerón apunta que “la cocina es el laboratorio en el que gestiono mis pensamientos y emociones. Siempre anduve entre peroles por cuestiones familiares. Profesionalmente desde 1990, en el programa televisivo Entre platos anda el juego (Tele 5)”.

“M encuentro con que llevo décadas investigando los nutrientes de la dieta mediterránea. Empecé cuando el vegetarianismo ovo lácteo se atrincheró en mi persona, a los trece años. Continué con Entre Platos. Seguí con más ahínco cuando la diabetes Mellitus I, y con ella la hecatombe no elegida, llegaron a mi vida. Por alguna razón, manejarme entre cazuelas y demás útiles culinarios, junto con los productos frescos, condimentos, guindillas (muchas y variadas), hace que mi mente se abstraiga, se concentre y se focalice en construir algo rico, algo que nutra cuerpo y mente a través de los sentidos” explica la periodista.

Con respecto al contenido del libro, Salmerón sostiene que “la Gastronomía Flamenco-Punk, ahora como antes, cuando fueron ‘Recetas Proscritas’, es una filosofía de vida. La alimentación, la comida, la manera de ingerir, el tiempo dedicado a ello, la selección de los alimentos, el número de ingestas diarias, la cantidad de grasas y proteínas animales o vegetales… Todo ello condiciona sobremanera cómo será un individuo, tanto en el aspecto físico como en el mental. Realmente somos el fruto de una opción de vida: la que, consciente o inconscientemente, hemos adoptado y llevamos a cabo. Al igual que la dieta mediterránea, de dónde deriva, es también una dieta preventiva e incluso curativa.

“Los flamencos disfrutan de la vida. Se restriegan con ella. La sienten en toda su plenitud. Esa frase que dice “los flamencos no comemos” es una leyenda urbana. Los potajes flamencos son bien saludables y estimulantes, como el ‘Potaje light’ de Ketama, en su época con Sorderita, fundador del grupo. En cuanto al punk, es el lado acelerado del flamenco, es el grito seco, la energía de un fogonazo. En pocos minutos y con pocos acordes puedes tener una canción brillante, una obra de arte llena de energía. No necesitas un dineral para producirla. En poco tiempo y con pocos ingredientes puedes tener un plato exquisito, sabroso y económico. No negaré que algunos sean más laboriosos o entretenidos que otros. En esta música también hay excepciones. Coplas a la muerte de un colega, de Jesús Arias en TNT, dura más de diez minutos y, sin embargo, es una epopeya Punk llena de intensidad poética”.

Carmen K. Salmerón disfruta haciendo comida y comiéndola. “Comer es un placer sensual y sensitivo, además de una necesidad para que el cuerpo humano, el físico, siga creciendo y manteniéndose en las condiciones más optimas para ello. Una cena con pocas grasas, muchos nutrientes, hierro, proteínas, sales minerales -como son los que aportan los mariscos y los moluscos-, junto con un buen vino tinto -que además protege contra el cáncer-, levanta la libido y predispone al cuerpo al juego erótico, aunque bien es cierto que el erotismo está en el cerebro, particularmente en la amigdala (la parte más primitiva que compartimos incluso con los reptiles)”.

“Descubrir sabores nuevos y nuevas combinaciones resulta excitante. Es como cambiar de aires. Predispone al disfrute. Comer usando como soporte de las viandas el cuerpo de la persona amada o deseada, es altamente erótico, por tanto segrega hormonas de placer, tan necesarias y urgentes para sobrevivir en los tiempos duros. Las excursiones al universo del placer deberían recetarlas en los centros médicos” explica la autora.

“Un encuentro gastronómico también predispone a un distendimiento entre quienes comparten ágape, que actúa como una lima rebajando aristas impertinentes. Si nos sentáramos con más frecuencia entorno a un buen condumio acompañado de un buen vino, que no caro, y de una música estimulante, la cosa esta del vivir, sería sin duda, más amable”, concluye.

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