Francisco Carreño, almeriense residente en Granada, lleva a la Nave Blanca su particular visión de Nueva York recreando imágenes que parecen capturas instantáneas de la grandiosidad arquitectónica de la ciudad. Carreño, a pesar de su juventud (38 años), vuelve a dar muestra de su maestría en el manejo de la técnica, en este caso óleo sobre distintos soportes, logrando sorprendentes efectos por lo general ajenos a esta técnica.

José Manuel Vela, artista almeriense, es la cara opuesta de la exposición, acercando al espectador a mundos de dimensiones mucho más reducidas, como se advierte, por ejemplo, en sus grabados sobre la obra gaudiana de azulejos rotos (trencadís) mediante aguafuertes y aguatintas de gran fuerza y expresividad, que tienen la facultad de captar la atención del espectador poniendo en valor la importancia por el detalle.

Se trata, en definitiva, de dos muestras que, a fuerza de oponerse, se complementan, produciendo al espectador en su recorrido una sensación de viaje hacia los distintos registros instintivos que el ser humano es capaz de manejar como un todo de lenguajes antagónicos.

La inauguración tuvo lugar el pasado viernes día 5 con una gran éxito de público, entre el que destacaban numerosos miembros del mundo artístico almeriense como Carlos Pérez Siquier, Carmen Pinteño, Javier Huecas (que fue profesor de Carreño en sus comienzos), Martín Pastor, Sol Úbeda, los arquitectos Luis Castillo y Menchu Miras y componentes del proyecto A-4 como Carmen Rubio y Antonio Llanas, los diseñadores de moda GaJo así como varios profesores y alumnos de la Escuela de Artes de Almería.