"Hoy, los libros, como si fueran seres vivos, toman la calle, en una conquista pacífica y civilizada y, como seres vivos también, quieren compañía. La de todos ustedes. Por su propio interés, les aconsejo escuchar y atender su amoroso requerimiento".

Éstas fueron algunas de las primeras palabras de la escritora y periodista Pilar Eyre en el pregón con el que se dio la salida a unos días donde las letras impresas en papel se convertirán en protagonistas de Almería, de su centro histórico, en la Feria del Libro de Almería, organizada por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería. Un evento con mayúsculas, asentado en el ADN de la ciudad, pues como afirmó el alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, "una sociedad que consume cultura es una sociedad mejor".

En el pregón, Pilar Eyre expresó su amor por la literatura, ya no sólo como medio de vida, sino como pasión personal que le ha salvado incluso en los momentos más duros, como ver que su marido fallecía tras una larga enfermedad en el hospital. "Si esos días no morí yo también, fue porque el dolor no mata, y si no me volví loca, fue porque tenía libros".

Por eso, la autora de Un amor de Oriente en 2016, entre otras muchas obras, y finalista del Premio Planeta en 2014 con Mi color favorito es el verde, considera que "los libros deberían despacharse, además de en las librerías, en las farmacias, porque son un remedio contra todo. Hay que tener siempre libros a mano, para ese momento de bajón, para cuando estás cansado, para cuando te falte inspiración, para cuando estás triste, para celebrarlo cuando estás contento. A mí los libros me hacen sentir segura, es como llevar a la familia y a los amigos puestos, como una gabardina que nunca te falla".

En su pregón realizó un homenaje a la almeriense Carmen de Burgos, Colombine, "la patrona laica de las periodistas", e hizo referencia a escritores como Somerset Maugham, Balzac, Aldous Huxley o Goytisolo.

"Durante muchos años solo se la recordó a Colombine por ser la compañera de Ramón Gómez de la Serna, pero, afortunadamente, hoy todos sabemos que fue una mujer singular, partidaria del voto femenino, primera corresponsal de guerra y primera mujer con carnet de periodista. Durante la república perteneció al Partido Republicano Liberal, se hizo masona y cuando murió, se le dedicaron calles y homenajes sin fin, y, aunque después fue silenciada durante cuarenta años, hoy la principal avenida de Almería, el Paseo Marítimo, lleva su nombre", subrayó.

También subrayó que "me veo en la obligación de suplicar a la gente que no solamente compren libros, sino que los lean", al tiempo que recordó su primer encuentro con Almería, cuando llegó de Barcelona en su viaje de novios, y alquilaron durante una semana una casita en lo alto de un acantilado sobre San José. "Ese fue mi tiempo de felicidad y, aunque ya nadie pueda devolverme esas horas juveniles de esplendor sobre la hierba, al fin he podido juntar a mis dos amores: el libro y Almería".

Tras el pregón, que fue precedido por una divertida y amena presentación de la periodista Lola González, la escritora y periodista, junto al alcalde, la concejala de Cultura, Ana Martínez Labella, y otros representantes de la Corporación Municipal, realizaron un recorrido por las casetas de la Feria del Libro.

El alcalde animó a todos los almerienses a "acercarse a la Feria, disfrutar con los libros y que los libreros vendan mucho y les vaya muy bien".

Una de las actividades realizadas ayer tras el pregón fue la presentación de la obra En buena hora de Almudena López Molina. Se trataba del primer poemario ganador del premio convocado por la Facultad de Poesía José Ángel Valente de la Universidad de Almería que recoge once poemas que emplean conceptos herederos de la tradición cultural católica. Junto a López estaban Isabel Giménez y Raúl Quinto.