Música

Los Secretos comparten sus temas eternos con un público entregado en el Auditorio

  • ‘Entradas agotadas’ para disfrutar con el sonido único de una gran banda

Los Secretos es una de las bandas que mejor directo tiene en este país.

Los Secretos es una de las bandas que mejor directo tiene en este país.

Hay conciertos en los que el público se sube al ‘DeLorean’ para regresar a una juventud llena de buenos recuerdos, acompañado de coetáneos de clase o fiestas, con los que se reencuentran después de muchos años en el patio de butacas. Sucedió el viernes, en el Auditorio Maestro Padilla, con el concierto de Los Secretos, una banda que tiene el mérito de seguir colgando el cartel de ‘entradas agotadas’ cuatro décadas después de su fundación, para compartir principalmente las canciones eternas compuestas el siglo pasado, que se han convertido para muchos de sus entregados seguidores en la banda sonora de sus vidas.

La banda de Álvaro y el fallecido Enrique Urquijo tiene el mismo atractivo para sus fans que el primer día y durante algo más de hora y media compartieron los himnos por todos conocidos, canciones de medio tiempo del pop español y en el último tramo, bailaron los temas más movidos, en el concierto enmarcado en el programa de primavera del Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, en esta ocasión producido por Crash Music.

Además de las letras que conectaron con el público, Los Secretos brillaron por la calidad técnica de los músicos. Todos ellos de solera, enriquecidos en los últimos años por Txetxu Altube. Da gusto en una escena poblada de música enlatada, ver encima del escenario a tres guitarristas Álvaro Urquijo, Ramón Arroyo y el mencionado Altube; bajo, Juanjo Ramos; batería, Santi Fernández; y teclado, Jesús Redondo, cambiando de instrumento en cada tema, buscando en la sonoridad perfecta para cada acorde. Seis grandes instrumentistas.

A lo largo del concierto se sucediéron baladas y los temas más movidos de uno de los referentes de la Movida Madrileña de los años 80. Todas con el sonido inconfundible de Los Secretos, temas clásicos que perduran con excelente salud en sus directos. Un sonido inconfundible ‘Made in Los Secretos’, dominado por las guitarras, que viaja de la costa oeste norteamericana, bebiendo de la música folk, country y el rock, hasta la New Wave británica.

Los Secretos comenzaron fuerte, con Buena chica para continuar con el primer himno, La calle del olvido y seguir con una versión, Échame a mí la culpa, de Albert Hammond, para seguidamente ofrecer uno de los pocos temas recientes, Mi paraíso. Tampoco los necesitaban sus seguidores, que querían rememorar las canciones con las que salieron de fiesta, se enamoraron y disfrutaron del día y la noche durante la juventud y han continuado hasta hoy.

Así se alegraron al escuchar Y no amanece, Quiero beber hasta perder el control, Gracias por elegirme, Allá en el otro mundo, u Ojos de perdida, entre otras, que interpretaron con un sonido perfectamente empastado entre los seis componentes. Cada cierto tiempo, Álvaro contaba la historia de algunos temas, como Pero a tu lado, un fracaso comercial en su tiempo y que ahora es la más solicitada por el público, o la historia compositiva de Por el boulevard de los sueños rotos gracias a la buena relación de Joaquín Sabina y Enrique Urquijo.

En los bises comenzaron con Agárrate a mi María, para desmelenarse, con el público en pie, con ‘Sobre un vidrio mojado’ y se despidieron por todo lo alto con ‘Déjame’. Fue un viaje por la música de los años ochenta y principios de los noventa, de la mano del sonido inconfundible de ‘Los Secretos’.

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