felipe Benítez reyes. escritor

"El tiempo nos destruye y nos construye, esa es la paradoja"

  • El autor nacido en Rota participa hoy a las 19:30 horas en 'Dulces Tardes Poéticas' en la Dulce Alianza

Felipe Benítez Reyes estará hoy en Almería.

Felipe Benítez Reyes estará hoy en Almería. / antonio galisteo

Felipe Benítez Reyes, Rota, 1960. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, su obra poliédrica abarca la novela, la poesía, el relato, el ensayo y el artículo de opinión. Premio Nadal de Novela, con Mercado de espejismos en 2007, recibió el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de la Crítica, por el libro Vidas Improbables en 1996. Ha sido traducido al inglés, al italiano, al ruso, al francés, al rumano y al portugués. En 2016 publicó su última novela El azar y viceversa en Destino. Y en poesía La piel que busca piel en su deriva (Frida Ediciones, 2016). Esta noche participa en Dulces Tardes Poéticas en la Dulce Alianza en una actividad que coordina Aníbal García a las 19:30 horas

-Comienza a escribir a temprana edad, ¿Cómo fueron sus comienzos?

-Como los de casi todo el mundo; es decir, entusiastas en cuanto a los afanes y catastróficos en cuanto a los resultados. Cuando empieza, uno cree que escribir es fácil, pero al poco te das cuenta de que estás dentro de un laberinto, y te pasas el resto de tu vida intentando trazar un mapa de ese laberinto.

-En 1982 publica su primer libro de poemas Paraíso Manuscrito, Calle del Aire. ¿Desde aquel entonces, qué ha cambiado en Felipe Benítez Reyes?

-Muchísimas cosas, claro está. Tanto por dentro como por fuera, tanto en lo esencial como en lo circunstancial, como no podía ser de otro modo. El tiempo nos destruye y nos construye, esa es la paradoja.

-Empieza en poesía, pero después acaba escribiendo novelas. ¿Cuál es el motivo que le alentó a elegir ese género, en apariencia tan distante de la poesía, como lo es la novela?

-Bueno, intenté escribir mi primera novela a los 13 años, que es una edad bastante mala para escribir una novela y para casi cualquier otra cosa. Entiendo la literatura como una materia única. Los géneros son variedades metodológicas para tratarla.

-¿Cree en el escritor multidisciplinar?

-Qué remedio. Si quiero creer un poco en mí mismo, pues… Me tientan los distintos géneros porque promueven exploraciones distintas en el estilo.

-¿Qué es lo que le ofrece el oficio de articulista?

-Fundamentalmente, el análisis de la realidad inmediata, aunque no todos mis artículos van de eso. A veces se limita uno a escribir sobre las nubes que pasan, imagino que por saturación de realidad.

-Con El azar y viceversa elige el género de la picaresca como discurso narrativo. ¿Por qué opta por ese tipo de novelas?

-Porque creo que es un patrón narrativo muy fecundo. Al fin y al cabo, el relato de cualquier vida, ya sea real o imaginaria, tiene mucho por sí mismo de novela picaresca. Todos estamos obligados no sólo a buscarnos la vida, sino también a inventarnos una vida.

-Lleva en su discurso narrativo y poético, si me lo permite, una influencia muy marcada del discurso renacentista e incluso barroco, en algunas ocasiones. ¿Qué le motiva volver a releer los clásicos renacentistas?

-Siempre he querido ser muy consciente de la tradición, del sitio del que vengo. La literatura se escribe desde uno mismo, pero también desde la historia de la literatura.

- ¿Existe una necesidad de contraponer los valores actuales con los de antaño?

-Tal vez la necesidad de tener un sentido del fluir histórico, desde la sospecha de que todo es consecuencia de algo, así se trate de una cadena de aparentes incongruencias.

-¿Está inmerso en algún nuevo proyecto?

-Dentro de unas semanas publicaré un libro de relatos. Una especie de laboratorio de procedimientos narrativos muy dispares. También he empezado a ordenar un libro de poemas, pero eso requirirá un plazo más largo.

En sus poemas, Felipe Benítez Reyes destaca la claridad del discurso, la profundidad con la que abarca el poeta las cuestiones más íntimas del ser: sus miedos, sus luces, sus asombros. El día a día narrado sobre la luz poética del yo.

Abrasador y abrazado. Sutil, tenue e insondable como una daga, Felipe Benítez Reyes asalta el pecho del lector como un pájaro herido a punto de volar en pedazos.

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