Me gusta mucho nuestra Feria, no creo que tenga nada que envidiar a la de otros lugares. Posiblemente no sea tan folclórica ni tan multitudinaria, pero en este verano en el que por desgracia se ha instaurado la turismofobia en ciertos lugares de España, se agradece que nuestras calles no estén masificadas. No soy de Feria del Mediodía, no me gusta asfixiarme de calor en los chiringuitos ni chuparme todo el humo de los cigarros. Eso sí, no perdono mi patata nocturna ni el bocata de morcilla del Molino de los Díaz, previo al vino de Los Maños. Pequeñas costumbres que saben mejor si sopla algo de viento de Poniente, que humedad y sofoco ya hemos sufrido a mogollón este verano. Si bien ésta es la cara festiva de la Feria de la que me gusta disfrutar, el apartado laboral también me apasiona: el deporte de Feria. Estas competiciones tienen un sabor especial, hay gente sana y con ganas de tener un espacio, por pequeño que sea, en las páginas del periódico. Además, te tratan a las mil maravillas y te facilitan todo lo que necesites, algo bien distinto a lo que ocurre, por ejemplo, en el fútbol profesional. Me encanta ver la cara de los que juegan a los deportes de pista, al público que mira una velada de boxeo, a los que se calzan su boina para protegerse del sol en la petanca, a los que se lanzan a las aguas del Puerto en la Travesía... incluso recuerdo con cariño el año que tuve que oír cómo cantaban los pájaros. Sin duda, experiencias que son de becario en esto del periodismo, pero que comienzas a apreciar cuando tienes que cubrir las aburridas ruedas de prensa de cada año. En fin, que ya está aquí las Fiestas que homenajearán a la Virgen del Mar, a la que pido salud para todos y un poco de ayuda a nuestros deportes. Y como diría el actual pregonero Pepe Céspedes, en ese monólogo de las dos estaciones de Almería, una vez que pasa la Feria ya empieza el frío. PD: Mis condolencias a todas las víctimas del atentado de ayer. Hoy se hace más evidente la necesidad de estar juntos siempre, sobre todo en la lucha contra el terrorismo.