Mostrar el rostro de Cristo

El increíble esfuerzo de los cofrades queda latente en los estrenos de las corporaciones

Domingo de Ramos en Almería, un caudal riquísimo de eficacia espiritual de las Cofradías que realizarán su Estación de Penitencia hacia la Catedral de la Encarnación con el compromiso de anunciar el Evangelio a las mujeres y hombres de nuestro tiempo, animados por la Esperanza, saldrán a las calles de nuestra ciudad con sus pasos para llevar a Cristo y a María Santísima a las almas de cuantos presencien, a pie de calle, su discurrir penitencial por la feligresía de los barrios de Altamira, Ángeles y Cruz de Caravaca, Regiones y el vetusto casco histórico.

Pero el Domingo de Ramos viene precedido de dos experiencias personales vividas el año pasado a primeras horas de la mañana. La Procesión de Palmas con la antigua imagen de Nuestro Padre Jesús en su Entrada en Jerusalén, ubicada en la iglesia de San Sebastián, que acompañada de la comunidad parroquial, la comitiva se dirigió ante la efigie exterior de la Inmaculada Concepción, en donde conforme a la liturgia, tras la lectura de la Pasión, se procedió con el hisopo a la bendición de las palmas y olivos por parte del director espiritual de la Cofradía del Cristo del Amor y la Hermandad de la Virgen del Carmen Coronada. A lo lejos pero de forma cercana se escuchan los sonidos musicales de la Cofradía de la Borriquita que estaría comenzando su andadura procesional desde la Iglesia del Espíritu Santo en el Barrio de Altamira.

De ahí, en un Domingo de Ramos soleado pero con la siempre brisa del aire del mar mediterráneo, camino de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación. Las calles eran de una ebullición de idas y venidas de gentes que con sus mejores galas iban o venían de hacer estado en sus respectivas iglesias o sedes canónicas celebrando la Eucaristía de este día tan especial. Podría decir, sin duda a equivocarme, que percibí sensorialmente el sentimiento que nuestra alma anda sedienta de espiritualidad.

Llegado a la plaza de la Catedral, sortear entre el espacio público las tribunas con sus sillas, que integran la carrera oficial pasionista almeriense, hasta el interior del templo catedralicio, que comenzó con un acto litúrgico en el sobrio claustro catedralicio presidido por Monseñor Gómez Cantero, el Deán del cabildo de canónigos Martín Campos y el diácono Antonio Asensio. Con la bendición de las palmas y la procesión claustral hasta el interior de la Catedral, comenzó la Eucaristía en la que la Iglesia recuerda la entrada victoriosa de Cristo en Jerusalén para consumar su misterio pascual.

Tras la finalización de la Santa Misa, a la salida del templo catedralicio, ya se encontraba la primera de las Cruces de Guía del Domingo de Ramos, la conocida popularmente como Cofradía de la Borriquita o Niños Hebreos, a las puertas del tránsito por la zona de la Tribuna oficial para realizar la primera de las Estaciones de Penitencia del Domingo de Ramos. Después vendrían Los Ángeles, La Estrella y la Santa Cena. Cum Laude “sobresaliente”.

Paz y Bien.

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