Me cansa el fútbol. Aunque siendo honestos, más que el fútbol lo que se me hace pesado es escuchar a unos y a otros quejarse. Que si los goles del Madrid al Bayern fueron en fuera de juego, que si la remontada del Barcelona ante el PSG fue un atraco, que si la entrada de Ramos a Messi no era para roja... Ya no se discute sobre si Leo es mejor que Cristiano o quién defrauda más a Hacienda. Ahora el debate está en a cuál le ayudan más los árbitros. Y el que defiende su postura está convencido de que si el equipo rival goza de favores arbitrales es porque hay una campaña orquestada por vete tú a saber qué sociedad secreta.

Que no digo yo que los árbitros se equivoquen. Faltaría más. Para eso no hay más que ver cualquier partido. También se puede dar el caso de que en algún momento se vean superados por la presión de todo un estadio lleno de gente gritando y que eso influya a la hora de conceder o no un penalti. Pero de ahí a que lo hagan de forma intencionada y con alevosía hay un gran trecho.

Por eso yo veo con buenos ojos la llegada del VAR (para los no entendidos, es el vídeo arbitraje). No por el bien de la competición ni del fútbol, sino para acabar con la cantinela de esos cerrados de mollera que no ven más que villaratos y cavernas por todos lados. Pero parece ser que en España vamos a tener que esperar, porque, aunque la intención era implantarlo ya para el próximo año, no va a ser posible por una cuestión de tiempo.

Y no es por un problema tecnológico, porque no creo que haya nada más sencillo que enchufar un televisor en el que se le pueda dar al repeat todas las veces que haga falta. Lo absurdo es que es por un rollo burocrático, ya que hay un protocolo que debe ser aprobado por la FIFA y por la UEFA, además de por la Real Federación Española de Fútbol, la cual debía firmarlo antes de final de este mes, pero que al final va a ser que no, que lo mismo se quiebran por coger un bolígrafo.