Análisis

pablo laynez

La carrera de La Salle

Mi colegio siempre ha sido un ejemplo de lucha a favor de los fines solidarios

Es de los tópicos más escuchados cuando eres joven, de los que más rechazo crea sobre todo si estás en época de exámenes, y de los que más razón me he dado que llevan: Aprovecha los años de estudiante (también vale la versión universitaria), que son los mejores. Cierto, rotundamente cierto. Más allá de los aprobados de Lengua, Matemáticas, Sociales o Naturales, el resto del día era para disfrutar. Y en mi colegio, La Salle, lo hice. Lo recuerdo con muchísimo cariño, cuando voy a la misa del Gallo, todavía me veo corriendo por los pasillos para ir al servicio, jugando al fútbol en las pistas, dando un grito cuando sonaba el pajarito o pidiéndole a Luis en el bar un Pictolín. Te los machacaba con un portentoso derechazo sobre la misma barra en la que había bocatas de mortadela y chorizo, palmeritas, coca colas... ¡Qué no daría por volver a aquellos años! Y mira que lo pasé mal con el inglés con don José Piñeiro, no había manera de que se me metiera el genitivo sajón. Ahora, si por algo se caracteriza La Salle, es por su labor humanitaria y benéfica. De entre las muchas actividades que realizábamos a lo largo del año, me quedo con las Maratones. Ese sábado primaveral, nos juntábamos en las pistas todos los alumnos del colegio y jugábamos partidos de fútbol. Claro, el deporte era la excusa para que los padres acudieran a vernos y, de paso, echar una mano en la tómbola y en la Cruz de Mayo. Todo ese dinero iba dirigido a distintas ONGs de la capital. Ahora veo con mucha alegría que el cole va a organizar su IV Carrera Por las Enfermedades Poco Frecuentes. Sencillamente maravilloso, el espíritu sigue vivo pese a tanto cambio social y a estos tiempos en los que te señalan con el dedo y se ríen de ti por haber recibido una enseñanza cristiana y una conciencia social. Espero que sean muchos los participantes y que la fiesta sea completa en la meta, situada sobre el duro cemento de las pistas en las que tantas veces aterricé mientras jugaba.

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