Análisis

Rafael Espino

Se esfuerza el que corre, el que entrena piensa

Resulta que ahora Ramis le pone más intensidad a los entrenamientos que Soriano. Eso han dicho Trujillo y Nano. No he defendido más de lo que he criticado a Soriano en esta columna de opinión, pero tengo la sensación de que ambos se equivocan (en parte). El que tiene que correr no es el entrenador, sino el jugador. Así que partiendo de la base de que quien debe ejercitarse para estar en forma y rendir sobre el terreno de juego es el futbolista, es este quien tiene que poner la intensidad, más que nada para hacer gala real de su profesionalidad. El entrenador puede (debe) exigir el máximo esfuerzo, pero si entiende que el futbolista rinde por debajo de su nivel, lo suyo es dejarle en el banquillo, igual por eso Trujillo no jugó demasiado bajo las órdenes del entrenador maño. Dicho esto, a Ramis le salió el partido soñado en su estreno en el Mediterráneo. Ganó con solvencia y, de momento, se ha ganado el beneplácito de la afición. Pero todos guardamos un cierto resquemor. Y es que el Almería fue peor durante casi todo el encuentro. De no ser porque Quique estuvo más acertado que de costumbre, estaríamos hablando, otra vez, de la Segunda División B. Es evidente que el Almería ha mejorado, y además notablemente, desde que Azeez ha vuelto al centro del campo. Ha ganado el equilibrio que nunca tuvo durante el resto de la temporada. Con Ximo en el centro, el equipo gana reacción, va mejor al corte que sus compañeros y, además, se evita que sus subidas en el lateral dejen descubierta la banda. Pero son cosas que ya puso en funcionamiento Fran Fernández. El entrenador del filial fue quien puso las bases para que el Almería no haya caído en la muerte súbita. Tiene mucha culpa de los siete puntos que ha sumado el equipo en los últimos cuatro enfrentamientos.

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