Aires de esperanza

Tras el golpe de estado en Cataluña ha quedado en agua de borrajas con reformas de las leyes penales

¡nuestra constitucional democracia está en juego! Cuanto más mienten nuestros políticos en la gobernanza y gestión pública, menor es la confianza de los votantes en sus promesas. Y eso, puede terminar traduciéndose en una menor participación de electores, que nos afectaría a todos. ¡No podemos llegar a ese punto y dejar que España siga desnortada e invertebrada!

Cómo vamos a mantener la confianza, cuando desde instancias internacionales se les había hecho llegar la existencia de la pandemia y el gobierno español ensamblase con el virus ya circulando una imprudente manifestación feminista para finalizar con la ley del «solo sí es sí», que ha puesto en la calle con la rebaja penal a cientos de agresores sexuales.

Cómo es posible penalizar el menor comentario encomiástico de la era de Franco, mientras que se organizan homenajes a gentes que han asesinado en plena democracia a cientos de personas, militares, policías nacionales, guardias civiles y políticos, y tengan estos actos la aquiescencia del gobierno de la nación.

Cómo es posible que un país aturdido por la pandemia, se dijese que había una comisión de expertos y se falsearan las cifras de muertos, no siendo vacunados en determinadas regiones por las autoridades locales las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado destinados en esos territorios de España.

Cómo es posible que entre tantas estulticias inconstitucionales, tras el golpe de estado en Cataluña haya quedado en aguas de borrajas con reformas de las leyes penales, sentándose en la mesa de igual a igual con los que dieron el golpe separatista y el inquilino de la Moncloa, que se ha convertido en la quinta columna, para seguir ahondando en una España malsanamente dividida con la proyección de un referéndum en la XV legislatura.

Cómo seguir apoyando a un gobierno, que sin dar explicación alguna a las Cortes Generales, ha dado un giro Copérnico sobre nuestra situación geopolítica en relación al Sahara, contradiciendo el mandato de la ONU. ¡Estamos seguros, que no nos haga la misma jugada con las ciudades españolas de Melilla y Ceuta!

Brotes verdes, que fue otra entelequia gubernamental, nada de nada, y menos aún, con el índice de desempleo, especialmente de jóvenes, con una deuda pública que está hipotecada España hasta el tuétano de las entrañas, una inflación subyacente galopante, ocupas de lo privado día si, día también, y el siempre tufillo de corruptela con los fondos europeos. Solo nos quedan: aires de la esperanza.

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