Carta del Director/Luz de cobre

El Algarrobico, los pactos y el futuro

Aún recuerdo el “golpe de mano” que dio la ministra Narbona, la Greta Thumber del momento, parando las obras

Estoy con el presidente de la Junta de Andalucía cuando afirmaba, en su discurso de fin de año, que es necesario acabar con los símbolos del desarrollismo salvaje refiriéndose al Algarrobico. Con seguridad usted, usted y usted que está leyendo este artículo asiente, entendiendo que la aseveración es coherente y acorde con los tiempos en los que vivimos.

También parece de los más razonable tratar de explorar posibles acuerdos con el Gobierno Central, en la búsqueda de que el “pufo” que habrá que desembolsar a los propietarios de los terrenos no va ser calderilla. Recorrer la costa de Levante, desde Carboneras a Mojácar y encontrarse con el “mamotreto” destartalado, desvencijado y en decadencia es una imagen de la marca Costa de Almería no puede permitirse durante mucho más tiempo. No han sido años de facilidades de las partes, de todas, implicadas en el proceso de desmantelamiento. Aquí todos buscan “sacar tajada” de un proceso plagado de errores, unos voluntarios y otros adrede, que concluyó con las obras inacabadas como el símbolo de los desastres urbanísticos, que han sido muchos a lo largo de la costa española, pero en el que este se lleva la palma.

Aún recuerdo el “golpe de mano” que en su día dio la ministra Cristina Narbona, la Greta Thumber del momento, buscando pasar a la historia del Ministerio de Medio Ambiente como la precursora del cambio, de las nuevas formas de hacer las cosas, del triunfo de la naturaleza frente al desarrollo desordenado, salvaje y sin criterio. Lo que nunca se imaginó, quien fuera también diputada por Almería y amante de las playas del Cabo de Gata, es que el proceso se eternizaría en el tiempo. Ya se sabe que cualquier cargo político es casi prestado y que estás en él de martes a martes cuando el Consejo de Ministros o de Gobierno se reúne. Piensas que el Ministerio es para la eternidad, que nunca lo es, pero el que te suceda que “apechugue” con la herencia recibida, ya sea buena, regular o pésima. Mientras la conciencia te deje dormir por la noche todo vale.

Y en esas estamos, con un presidente de la Junta tratando de buscar el éxito y la paz que al final ha acabado hallando con el problema de Doñana, pero en la otra esquina de la Comunidad. Le animo a seguir perseverando, a continuar en la búsqueda de un acuerdo que el mismo sabe que va a tardar, porque la minuta económica a pagar va a ser de las que pasarán a la historia por la cifra. Mientras las arcas puedan soportarlo, adelante. Incluso me atrevo a proponer la firma de un pacto de caballeros que comience por el derribo de la estructura y la regeneración del terreno, para eliminar el símbolo y cerrar un acuerdo de caballeros de seguir trabajando en la exploración del acuerdo económico y su cuantía y pagarlo en cómodos plazos, como si de una hipoteca se tratase, y a recodar el problema sólo en los libros de historia.

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