Almería existe

Almería merece más de lo que recibe. Podría ser conveniente para la provincia un proyecto político netamente almeriense

La clave de una buena relación es el equilibrio, según el psicólogo Spencer Johnson. Máxima que resulta aplicable a las relaciones personales, y también a cualquier otro tipo de circunstancia o interacción social. Incluso, a la política, porque, cuando falta ese equilibrio, cuando el mundo funciona sin coherencia ni moderación, pace a sus anchas la radicalidad, la exageración y el extremismo -venga de donde venga-, y entonces las cosas empiezan a ir mal.

El domingo pasado, al conocer los resultados electorales, se augura de todo menos mesura y comedimiento en la vida parlamentaria que está por venir. El Congreso estará habitado por extremos ideológicos, a derecha e izquierda. O, visto de otro modo, la Cámara Baja estará descompensada desde el centro. Resulta que, a las mal llamadas izquierdas, autoproclamadas hoy progresistas hasta el infinito (et ultra), les parece una aberración el crecimiento de Vox. Y las tachadas derechas ponen el grito en el cielo por el aguante del populismo o el auge, no solo del independentismo catalán, sino también de los nacionalismos periféricos, tales como el gallego o el canario, que se suman al vasco de siempre, más al innombrable por herencia.

Pero al resto de la ciudadanía, que huye de las imposturas ideológicas y los radicalismos partidistas que prodigan actualmente, la bazofia democrática de nuestros tiempos, esa falta de equilibrio y ponderación en el Parlamento le preocupa, enormemente. Está hasta los mismísimos juegos de la gobernanza. Les aterra comprobar cómo pueden perder el bienestar tras más de cuarenta años por culpa de sus postulados infantiloides, por mequetrefes de tres al cuarto, por actitudes irresponsables de todo este ecosistema que nos rodea. Si la conformación del nuevo gobierno del país tiene su basamento en ese radicalismo emergente, mal presagio, y la legislatura no dura cuatro años. De ningún modo. De las elecciones me quedo con un hecho: la irrupción de Teruel Existe. Almería también merece más de lo que recibe: más infraestructuras, financiación, posicionamiento institucional, poder político, etc. Dada la inercia nacionalista actual, podría ser conveniente para la provincia un proyecto político netamente almeriense y auspiciado por almerienses, sin adscripciones ni ataduras partidistas, ni ideológicas. Almería existe, ¿no?

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