En febrero de 2017, la revista Archives of Sexual Behaviour, ha publicado un estudio sobre 52,588 personas, entre 16 y 65 años, de las cuales 26.032 eran hombres heterosexuales, 24.102 mujeres heterosexuales, 1.112 mujeres bisexuales, 550 hombres bisexuales, 452 hombres homosexuales y 340 mujeres homosexuales. Estudio que ha sido realizado por David A. Frederick, y su equipo, a través de los datos recogidos, durante 10 días, en una encuesta publicada en la web de NBC News. Se les preguntaba sobre la frecuencia del orgasmo en el último mes. Pues bien, el 95% de los hombres heterosexuales referían tener usualmente el orgasmo, durante las relaciones sexuales, los hombres homosexuales en el 89%, y los bisexuales en el 88%. En cambio, solo el 65% de las mujeres heterosexuales, refirieron tener orgasmos de forma usual, durante las relaciones sexuales, el 66% de las bisexuales, y el 86% de las homosexuales. Las diferencias de la frecuencia de los orgasmos entre hombres y mujeres heterosexuales, en el estudio, es muy significativa, desde el punto de vista estadístico. Y esto ¿por qué? ¿acaso las mujeres heterosexuales están menos capacitadas para tener orgasmos? ¿por qué las mujeres homosexuales tienen orgasmos con más frecuencia? Esto da que pensar ¿será que el modelo casi exclusivamente coital de relaciones sexuales, no es tan satisfactorio para las mujeres, como muchos hombres piensan? ¿será que el pene no es la varita mágica más cualificada, para dar orgasmos a las mujeres?

O ¿será que muchos hombres confunden eyaculación con orgasmo? Y aunque ambas cosas están ligadas, no son lo mismo. Y muchos hombres no distinguen esto, sobre todo porque están más preocupados con retardar la eyaculación, para dar placer a la mujer, y no se preocupan de lo que realmente sienten al eyacular. Es curioso que prácticamente casi ningún hombre acude a consulta por anorgasmia.

Lo que está claro es que este estudio, vuelve a poner en brete al modelo de relaciones sexuales heterosexuales, coitocéntrico, falocrático y de responsabilidad masculina. Lo que nos dice este estudio, como otros, es que hemos de deconstruir este modelo.

Y esto, que podría ser sencillo, no lo es en la realidad, porque este modelo de relaciones heterosexuales, está culturalmente muy afianzado. Sería necesario realizar una educación sexual, no solamente en los jóvenes, sino en muchos otros colectivos, para cambiar el modelo de relaciones sexuales, por otro más ampliado y que apueste por un protagonismo compartido, entre hombres y mujeres.

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