¿Aumentan los ocupas?

Aunque se ha calificado hasta la saciedad el calificativo de “okupa”en el pasado, hay que abstenerse de hacerlo en el futuro.

Soy partidario de los pactos entre partidos políticos. Tengo por lo menos dos razones. Por una parte, estoy convencido de que todos los partidos tienen buenas razones para pensar como piensan y defender lo que defienden. A la vez, todos los partidos tienen alguna cojera, por cuanto sus propuestas pueden llegar a ser inconvenientes o incluso auténticos disparates. Los pactos, si se hacen de forma razonable, permiten compartir verdades o aciertos y evitar que las sociedades se deslicen por un despeñadero. Por otra parte hay un hecho indudable: la proliferación de candidaturas en cualquier convocatoria es algo rayano en la locura; por ejemplo, en la ciudad de Madrid se presentaba una treintena de partidos, coaliciones y otras yerbas; y similar cantidad aparecía en Barcelona. Parece que es aplicable, con las modificaciones pertinentes, aquello de “tot capita, tot sententiae”. No he tenido el humor de sumar los votos que han llegado a recibir ciertas candidaturas, pero son muchos miles los ciudadanos se quedan sin representación en las instituciones. Ante tal perspectiva es claro que cada vez es más difícil que un partido o coalición llegue a la mayoría absoluta. Por eso son necesarios los pactos. Me atrevo a categorizarlos. Unos, entre partidos con una proximidad ideológica tal que no tendrían que hacer muchas modificaciones en el acuerdo, y la gobernación podría discurrir con una tranquilidad razonable, tal vez con armonía. Los segundos se establecen entre partidos con una buena coincidencia en aspectos fundamentales pero con diferencias notables en cuestiones importantes: esas diferencias, cuando se enquistan, dan lugar a enfrentamientos que dificultan la gobernabilidad. En tercer y último término hay pactos de alguna manera contra natura y los firmantes nada tienen en común salvo la lucha despiadada por el poder o por el desalojo de un tercer partido. Ejemplifique, si lo tiene a bien, cada una de las categorías en pactos reales, de ahora o de antes. Pero sí me gustaría añadir que, en mi opinión, me gusten o no me gusten los resultados, todos ellos son pactos legítimos y aun cuando hayan desbancado a otro partido que ha ganado, aunque sin mayoría suficiente, no me parece adecuado que se les llame “okupas”. Si llevo razón, ya que se ha calificado hasta la saciedad ese calificativo en el pasado, habría que abstenerse de hacerlo en el futuro. La respuesta a la pregunta del título: NO.

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