Opinión

José / Añez

Bla, bla, bla no es hacer política

AHORA que ya todos han dado sus cifras, reacciones y todo lo que se puede estirar o dar de si una manifestación en defensa del campo almeriense es el momento de contar la verdad, porque la realidad puede permanecer oculta, pero sobre todo debe prevalecer y es saludable conocerla.

Yo estuve allí el 28 de febrero. Tenía otros actos institucionales a los que acudir, paisanos con los que pasar el día, pero fue mi elección, y la de mis compañeros, pasar el Día de Andalucía defendiendo algo tan andaluz como el campo almeriense. Dejando de un lado los matices de las posturas de unos y otros, lo cierto es que todos coincidimos en algo y es precisamente en que este modelo funciona y que no hay en Europa otro lugar donde la riqueza que da una tierra se reparta entre tanta gente, entre tantas familias, y dé de comer a tantas otras generando tantos puestos de trabajo.

Pero hay más. Creo que hasta debería ser un pasaje de nuestra historia reciente que debía contarse en las escuelas, transmitirlo a los más jóvenes y hasta que lo hiciesen los auténticos protagonistas que aún viven, porque esta tierra que hoy cruzan modernas autovías pero insuficientes se hizo a golpe de orgullo y con la única fijación de dejar algo mejor para las generaciones venideras. Habría que contarles que en aquellos tiempos las escuelas y donde no las había los salones parroquiales, abrían por las noches para que la gente pudiese aprender cosas tan básicas como leer, escribir y un poco de cultura general, porque por las mañanas había que trabajar en la tierra y cuando no, se subía a la sierra a por piedras que permitiesen delimitar fincas, hacer escolleras y todas esas cosas en las que unos y otros se ayudaban sin más moneda de intercambio que el compromiso de acudir a las tierras del vecino cuando éste necesitase ayuda.

Aunque sólo sea por eso y por no olvidar que algunos que llegaron desde la Alpujarra en mula o en burro hoy tienen un papel destacado en la sociedad almeriense, me parece desleal, desagradecido y hasta inmoral, convocar a todo el mundo a una manifestación a la que no se tiene pensado ir.

Una semana antes de la manifestación del 28 de febrero un considerable número de ayuntamientos y partidos, el PP lo hizo con especial énfasis, también en la Diputación, jugaron al bla, bla, bla. Pero claro, allí no aparecieron todos los que deberían haber estado.

No había alcalde de la ciudad, secretario provincial del partido, presidente y mucho menos diputado nacional alguno de esos que tanto hablan de Almería desde sus cómodas casas de Madrid. Y están en su derecho, pero también tiene el ciudadano derecho a que no se le engañe, a que no le hagan creer que apoyan aquello por lo que no están dispuestos a invertir una mañana de su tiempo, como es la agricultura de Almería, un sector que ya han demostrado que sólo es importante para ellos a la hora de hacer un comunicado de prensa, pero no lo suficiente como para madrugar y ponerse en marcha junto con los agricultores.

Si hubiesen estado allí, habrían oído algo que es totalmente cierto, es necesario la unión de todos, agricultores, empresarios, instituciones, políticos, etc. La agricultura es la base económica de la provincia de Almería, por tanto lo que pueda ocurrir es un problema de todos los almerienses y ahí debemos estar todos, incluso los que tienen como prioritario otros intereses por encima de los provinciales.

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