ATRÁS han quedado los tiempos en los que un aficionado podía recitar durante varios años seguidos el once de su equipo, cuando un futbolista a poco que rindiera se retiraba con el conjunto de toda su vida.

En el deporte rey de la actualidad al jugador le interesa cambiar de aires porque por medio hay un porcentaje suculento del traspaso a repartir con el intermediario de turno y una mejora en el sueldo. Esa es la realidad palpable, para todos, también para el Almería.

Al conjunto rojiblanco le espera más movida de la esperada durante este largo impás futbolístico marcado por la Eurocopa en el que deberá resolver la situación de un buen número de hombres con los que paradójicamente cuenta, a los que en algunos casos ha dado la oportunidad de salir de las tinieblas y que se han ido de vacaciones con la única idea de no regresar la próxima campaña.

Como ya les dije durante el conocido "Caso Emery" me parece lícito e incluso recomendable que cada cual se busque la vida como mejor pueda o sepa mientras se conserven las formas y me encomiendo a que nadie saque los pies del tiesto y quiera fugarse por la puerta falsa.

Me comentaba un personaje muy introducido en la Unión que nadie duda de que en caso de que se acerque el final de las vacaciones y alguno de los pretendidos no haya obtenido la bendición de Alfonso García endurecerá su discurso pasando del manido "quiero crecer" a otro tipo de declaraciones menos eufemísticas.

A quien se sienta tentado le pido precaución, respeto y que recuerde que en muchas ocasiones el interés de un club no pasa de ser una mera nube de verano tras la cual solo queda lo que ya tenías.