Conversaciones

Ahora escribo artículos, diseño edificios, trabajo sin parar sábados y domingos pero no es como lo soñaba

Como Mozart, todo lo tengo en la cabeza, pero mi jefe lo quiere en papel, para qué lo quiero en la cabeza. Pues ni espetos, ni quince nombres de cafés, ni María Eloy-García, ni nada de nada, sólo conversaciones con un recepcionista de hotel que es de Archidona. Como en El Resplandor, hablo con el barman, solo que el fantasma soy yo, pululando entre todas las personas que están de feria de día en Málaga, sin tener ninguna interacción física o inmaterial. Es como si ya no existiera. Como cuando soñaba que escribía artículos, diseñaba edificios y trabajaba sin parar incluso sabados y domingos. Y lo peor de los sueños es que se acaben cumpliendo. Ahora escribo artículos, diseño edificios, trabajo sin parar sabados y domingos pero no es como lo soñaba, todo es sinuoso, laberíntico, extremado, todo siempre está al límite del fracaso, del desastre, de caer cada día a cada minuto al precipicio y aun así cada día en cada intención se busca alcanzar mejor realización del sueño, aunque nunca llegua al nivel de los que consiguen los sueños de verdad y viven plenamente lo soñado sin restricciones, y sí, muchas veces parece un falso sueño quebradizo que rompe un reloj asesino que te devuelve a la realidad. Por eso, señor recepcionista, nunca abandones tus sueños y ya verás que para tu desgracia se terminarán cumpliendo. O elije, dejar de soñar, exigir, ahondar, buscar, comprobar, leer, bucear hasta el fondo del todo posible, escalar una etapa más y no dejarte caer en el todo esta bien, no profundizar, amarrarte a tener y cobrar lo que te corresponde, dar exacto lo mismo que te dan, ser uno más entre la muchedumbre, o peor, trepar por la escalera que lleva al triunfo trampa sobre trampa y mentira sobre mentira. En cualquiera de esos casos, cumplirás o no tus sueños pero no te plantearás ni por asomo nada de estas cuestiones. Y no dejes de leer a Cela (Archidona, guiño, guiño) que a base de escribir como le daba la gana ocurrió lo peor, le dieron el Nobel. Desde entonces el infierno-sueño se cumplió. Olvida la relación Archidona-Cela y sumergete en la literatura que casi todos los españoles odian y nadie entiende, qué ser más vulgar, me dijo una vez un paisano tuyo. Cela, horror, Nobel, sin ideología, con éxito, provocador, destructor de literaturas, catafalco de sueños, pesadillas. Juan Pablo, gracias por todo, hasta la próxima vez y elige, ser o tener, soñar o ser.

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